Q’A NO’JB’AL

Más que indignados

Kajkoj Máximo Ba Tiul

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Los pueblos originarios de Guatemala no estamos solo indignados por lo que está pasando en Guatemala, sino encabronados. Después de observar las manifestaciones de las clases medias urbanas en la ciudad capital y en otras cabeceras departamentales del país, por el desmantelamiento del grupo criminal La Línea y pidiendo la renuncia del presidente y de la vicepresidenta del país, nosotros también esperamos que ahora sí nos comprendan.

Nosotros, durante muchos años, hemos estado en las calles, pidiendo y exigiendo justicia y defendiendo nuestra tierra y territorio; sin embargo, las clases medias capitalinas siempre nos han acusado de ser violadores de los derechos humanos.

Desde la marcha de los mineros de Ixtahuacán, en pleno conflicto armado, hasta las últimas manifestaciones en contra del modelo de desarrollo extractivista, como la marcha indígena y campesina, la movilización de San Juan Sacatepéquez y las resistencias en Barillas, la Puya, San Mateo, en la región ixil, Monte Olivo y Sierra de las Minas, en Alta y Baja Verapaz, encuentro Campesino en Lívingston, etcétera, nosotros, los pueblos, siempre hemos manifestado que esta democracia y este Estado es de corte burgués-oligárquico-militar y criminal, y cuando los pueblos nos expresamos así, siempre hemos sufrido rechazo e incluso se nos ha tratado de ignorantes y que no queremos el desarrollo, y así sentimos el racismo de la clase media.

Ahora, vemos con entusiasmo y mucho optimismo que las clases medias, y algunos de las clases altas, se hayan dado cuenta de cómo la clase política y empresarios han hecho de este país una piñata.

Se han dado cuenta de cómo han defraudado y robado al país, sin importarles que la gran mayoría se muera de hambre o no tenga acceso a la educación, a la salud o a un buen trabajo con salario digno. Esa gran cantidad de gente que salió el 25 de abril a pedir la renuncia del presidente y de la vice, creemos que se dieron cuenta de que sus impuestos también han sido robados y con eso se han enriquecido funcionarios, empresarios, militares y posiblemente muchas personas religiosas.

Estas manifestaciones las han llamado pacíficas, como si las nuestras no hayan sido pacíficas, por quienes las han hecho violentadas, son las acciones del Estado cuando envían a sus agentes criminales a lanzarnos bombas lacrimógenas o cuando persiguen o capturan a nuestros líderes.

Queremos decirles que tengan mucho cuidado, porque muchos (empresarios, académicos, religiosos, etcétera) que ahora están pidiendo la renuncia de Pérez y Baldetti, también han sido culpables de la situación que vive el país.

Estos son un equipo de empresarios, académicos, líderes políticos, instituciones, que siempre han estado en contra de nuestras demandas, pero ahora sí se interesan por el país, porque saben que si se sigue la investigación ellos también tendrían que ir a la cárcel, porque La Línea es mucho más larga de lo que pensamos.

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