El reo, que lleva recluido más de tres décadas, es tratado desde hace varios años por psiquiatras, que coinciden en que padece una patología mental y que sufre gravemente en prisión.
Su abogada, Jos Vander Velpen, indicó que desde hace quince días solo ingiere bebidas azucaradas y que con su acción busca reclamar la ayuda del ministro de Justicia belga, Koen Geens.
En enero pasado Geens reconoció que se había reunido con el preso en la cárcel para intentar que retirase su petición y que había negociado personalmente con él su traslado a un centro especializado en Holanda que finalmente no se ha producido, según el diario “Le Soir”.
“Tres meses después (de la entrevista con el ministro), no sabemos nada”, dijo la abogada, que señaló que su cliente no quiere estar internado en Gante y sí ser trasladado a una institución especializada como la holandesa, informó el diario “La Libre” en su edición digital.
años lleva recluido en el Centro Federal Psiquiátrico de Bélgica
Ofrecieron trasladarlo
La abogada también dijo que en la institución belga en la que está internado todavía no se ha reunido con los médicos que han defendido que reciba la muerte asistida.
Según informó en enero la prensa de aquel país, trasladar al preso a Holanda a un centro especializado le costaría a Bélgica 350 euros al día o unos 10 mil euros al mes hasta el final de su vida.
Van den Bleeken, que fue condenado por varios delitos de violación y abuso sexual, reclamó la eutanasia alegando incapacidad de reinserción y temor extremo a reincidir, lo que le causa un sufrimiento “insoportable”.
Tras el procedimiento judicial que le concedió en un primer momento luz verde para la eutanasia, al menos otros quince presos belgas siguieron su ejemplo y la solicitaron también.
El caso es problemático, porque en la práctica supone que un preso pida para sí mismo la pena de muerte, abolida en Bélgica.