El sol brillaba en el cielo cuando April, de 13 años, se montó en su bicicleta un 8 de abril de 1969.
BBC NEWS MUNDO
La misteriosa desaparición de una niña hace 50 años que aún intriga a la policía británica
Es la pesadilla para cualquier padre o madre: que alguno de sus hijos desaparezca. Pero los 50 años que han transcurrido desde la desaparición de April Fabb no han servido para aliviar el dolor de la comunidad donde vivía, ni la esperanza de encontrar una respuesta que le ponga punto final al caso.
Eran las vacaciones de Pascuas, y la niña había planeado andar por unos 3 Km desde su casa en Metton, un pequeño caserío de Norfolk, en el sureste de Reino Unido, para darle a su cuñado 10 cigarrillos como regalo de cumpleaños.
Pero April nunca llegó a destino.
“Francamente”, dice Michael Cole, en ese momento periodista de la BBC, “se esfumó de la faz de la Tierra”.
La policía inició el mayor operativo de búsqueda que se había hecho hasta ese entonces en el país.
Desde su desaparición, la policía visitó 400 casas, llevó a cabo cientos de entrevistas, tomó cerca de 2.000 declaraciones y dedicó innumerables horas al caso que nunca llegó a una conclusión.
El detective retirado Maurice Morson heredó el caso en 1983 y desde entonces escribió un libro sobre ello.
Niña tímida
Para la gente de cierta edad, el de April Fabb es un rostro familiar.
La más joven de las tres hijas de Ernest y Olive Fabb, vivía junto a sus padres. Sus dos hermanas, Pamela y Diane, ya se habían marchado.
April era tímida y adoraba a los animales, sobre todo a su terrier Trudy. Le interesaban las cosas típicas de las jóvenes de su edad de la época: le gustaba coleccionar estampillas, bordar y ver el popular programa de música Top of the Pops.
Las paredes de su habitación estaban decoradas con láminas de su banda favorita: Amen Corner.
Las imágenes permanecieron allí mucho tiempo después de su desaparición. Sus padres no se atrevían a tocarlas con la esperanza de que, algún día, la niña regresara.
La primera señal de que algo estaba mal fue cuando cayó la noche el martes 8 de abril y la niña aún no había vuelto a la casa.
A las 22:00 hs, después de enterarse de que nadie la había visto en todo el día, sus padres dieron la alarma.
Para ese entonces, sin que ellos supieran, un motorista había encontrado tirada la bicicleta de la joven y la había llevado a una estación de policía local.
El descubrimiento se sumó a los temores iniciales de la policía de que la niña no había simplemente desaparecido.
Pañuelo ensangrentado
Al día siguiente, se convocó al detective de más alto rango de Norfolk para ayudar en la investigación.
Reginald Lester sospechó inmediatamente que April pudo haber sido secuestrada.
Sería un caso que lo perseguiría hasta su muerte, 48 años después.
La investigación que lideró fue la más grande en la historia de la policía del condado.
El primer día involucró a 40 oficiales y a todos los perros policía de la zona.
Se hicieron también rastreos desde el aire en helicópteros militares y se establecieron contactos con familiares lejanos.
Se distribuyeron descripciones de la niña de cabello castaño claro y ojos azules y de 1,62 m de altura.
Su familia se aferraba a la esperanza de que su desaparición tuviese una explicación inocente.
El jueves, se sumaron residentes de la zona para ayudar a buscar a la niña que la mayoría conocía.
Fue un día donde se encontraron numerosas claves, señalo el Daily Press. Se descubrió un pañuelo ensangrentado bordado con la letra “A”.
Reportes mencionaron una camioneta cerca de la zona el martes por la tarde pasando a toda velocidad. Pasajeros hablaron de una adolescente a la que vieron subir a un tren con destino a Norwich, otra ciudad del condado.
La búsqueda se intensificó: la buscaron en los lagos, se distribuyeron fotos de la niña en las estaciones de tren y se hicieron averiguaciones en cafés y hoteles.
Para el viernes, tres días después de que fuera vista por última vez, sus padres hicieron un llamado en la prensa dirigido a ella pidiéndole que regresara.
Se negaban a cerrar con la llave la puerta de entrada de la casa por sí volvía y dejaban por si acaso la luz del porche encendida.
Con toda la información disponible, la policía hizo una secuencia temporal de sus movimientos.
Minutos clave
Cuand April se marchó de su casa para ir a la de su hermana Pamela, vio a dos de sus amigos jugando con un burro en un campo.
Se detuvo a acariciar al burro y luego siguió su camino.
El último que vio a la niña fue el conductor de una Land Rover que pasó en la dirección contraria, cuando ella dejaba el caserío a las 14:06
Nueve minutos más tarde, la bicicleta de April fue vista a la distancia en un campo por tres trabajadores. La habían lanzado al costado del camino por el que ella había andado.
Lo que ocurrió en esos pocos minutos guarda el secreto de lo que le pasó a la joven.
Con el paso del tiempo, dejaron de aparecer pistas.
El pañuelo, por ejemplo, había sido usado por una mujer para limpiar una herida en la rodilla de su hijo. Y, la teoría de que se había escapado, se dejó de lado.
Los domingos por la mañana, se hacía un rezo en la iglesia por la familia de April y las empresas locales contribuyeron con dinero para ofrecer una recompensa a quien pudiera aportar información sobre la niña.
Pero las buenas intenciones no sirvieron para esconder la falta de progreso.
Desde un principio, estaba claro que la habían secuestrado, dice el periodista Michael Cole.
“Fue un crimen horrible porque en los 50 años que pasaron, no hubo ni una pizca de evidencia creíble sobre su suerte o sobre sus restos”, dice.
“Sigue siendo un misterio. Y eso es una agonía para su familia y para quienes la conocieron”.
Lo que sabe la comunidad
Sin avances y con muy pocas pistas, el interés por el caso pronto se perdió.
La carrera de Cole lo llevó a viajar por el mundo, pero nunca se olvidó de la historia.
“Un cataclismo cayó sobre esta comunidad que no sabía qué hacer”, dice.
“Pero son los pequeños detalles los que son más dolorosos. Sus patéticas posesiones: en su bolso tenía 10 cigarrillos para su cuñado, cinco peniques y un pañuelo”.
Estos objetos aún están guardados como evidencia en la estación de policía de Norfolk. La bicicleta ya no está. Fue sacada de allí hace años a pedido de su madre.
Estas pertenencias son responsabilidad de Andy Guy, el detective a cargo de casos sin resolver de la zona que se sabe el historial de April de memoria.
Guy cree que la niña fue secuestrada por alguien que pasaba por el pueblo, o por una persona local que, “nunca tuvimos mucho en cuenta”.
Él espera que en la comunidad local haya información que permita resolver el caso.
¿Hay alguien que se comporte de forma extraña cerca del aniversario o en la zona de donde desapareció April?
“Creo que debe haber algo”, dice. “No creo que hayamos agotado todas las líneas de investigación en 1969”.
“Cuando miras al pasado pero con mentalidad de ahora, verás que todavía hay cosas que no hemos explorado a fondo“, asegura Guy.
Hoy día, la policía tiene formas de leer automáticamente las placas de los autos, y registros de CCTV y teléfonos móviles.
“Antes era muy distinto, porque lo único que tenían eran testigos.”, dice. “Había pocas pistas para seguir”.
Nuevas evidencias
La idea de que alguien puede aún presentarse con evidencia crucial ha crecido gracias a la aparición de nuevas pistas en la última década.
En 2010, la policía excavó un sitio cerca de Metton después de que el dueño de un terreno dijo haber visto una sábana de polietileno negro en el sitio, cerca de la fecha en la que desapareció April.
Al año siguiente, informes reportaron que se había visto a un hombre excavar una tumba cerca de la zona el fin de semana de Pascuas de 1969.
Estas pistas son una muestra del interés público en el caso: a pesar de que es uno de los más antiguos de los 59 casos sin resolver de Norfolk, todavía genera nueva información.
En opinión de Guy, el tono doméstico es lo que hace que el caso se recuerde. “Ella era una niña buena de una buena familia en un entorno rural idílico. Todo el mundo puede vincularse con eso”, dice.
A Maurice Morson, retirado hace más de 30 años, todavía le ofrecen pistas.
“Cada vez que hay un aniversario, me llegan notas por debajo de la puerta con información”, cuenta.
“La gente me dibuja mapas, me dicen dónde está April. Me cuentan que tuvieron un sueño, que conocen a alguien que conoce a alguien, o tienen una teoría que creen que no hemos explorado”, cuenta.
Asesino en serie
Un hombre que se convirtió en un posible sospechoso es Robert Black, el notorio asesino en serie escocés que murió en prisión en 2016, cuando cumplía cadena perpetua por el asesinato de cuatro niñas entre 1981 y 1986.
Aunque lo que le pasó a April concuerda con el modus operandi de Black (él las secuestraba cuando iban de camino a algún lado), la policía nunca halló evidencia que lo vinculase con Norfolk en 1969.
Muchos residentes locales creen que el cuerpo de April fue abandonado en la obra de construcción de la terminal de gas Bacton, pero la policía dice que buscó minuciosamente en todas las tuberías y no la encontró.
En la puerta de la iglesia a la que asistía April hay una lápida que recuerda su desaparición.
Financiada con las ganancias del libro sobre el caso publicado por Maurice Morson, se llena de narcisos para la fecha del aniversario.
El padre de April murió en 1998, y su madre en 2013. Sus hermanas, que aún viven en la zona, reciben información de la policía cada vez que dan un nuevo paso.
Morson también sigue en contacto con la familia.
“April tendría hoy 64 años“, dice. “Probablemente sería abuela”.
“Descubrir ahora qué pasó sería seguramente una nueva fuente de angustia para la familia”.
“Pero el objetivo es encontrar la verdad. ¿La encontraremos? No lo sé”, concluye.