Nuestro país está sumido en un clima de desesperanza e inestabilidad. Los valores humanos como la honestidad, responsabilidad y el respeto, poco a poco están desapareciendo, dándole paso a la mediocridad, abuso de poder y deshumanización. Cualquier cosa puede pasar, que somos incapaces como sociedad de alzar nuestra voz.

Hay un abuso de poder, que cualquier organismo del Estado puede emitir decretos para seguir vendiendo nuestros bienes que como sociedad hemos protegido durante muchos años o legalizar fundaciones con fines de control social y persecución criminal como la Fundación contra el Terrorismo Mediático.

Si el apartado administrativo del Estado hace eso, entonces por qué no lo van a hacer aquellas instituciones que deberían dar ejemplos de honestidad, porque en algún momento dirigirán el destino del país, como son los partidos políticos. Toda esa contaminación visual y auditiva con la que nos invadieron durante la Semana Santa es aborrecible por todos los medios, no solo por la cantidad de recursos invertidos, sino porque con eso no crean conciencia ciudadana, sino que se fortalecen cada vez más como empresas políticas, que invierten porque saben que al llegar al poder podrán redoblar la inversión.

No hay ninguna diferencia entre un supermercado y la real política guatemalteca. Se ofrecen como si fueran parte de la canasta básica. Ahora todos saben que en el listado de compras hay que poner el nombre del partido o de la persona que se presenta como el precandidato a las elecciones, por si lo llegamos a encontrar en algunas de las calles.

Yo digo, cómo es que la gente no se da cuenta, si lo que se ven son atajos de ladrones que se presentan como si fueran el prototipo de la honestidad y de la ética. Sin importar el color del partido son la misma cosa.

Pero en fin, con eso contamos; no hay para escoger, decía una señora, y es cierto, todos están hechos a la medida del sistema. Por el momento, nadie está planteando cosas diferentes, todos los mismos discursos, las mismas frases, el mismo proyecto político, y sabemos que para el próximo año nada cambiará.

Pero mientras tanto, en Panamá se está realizando la VII Cumbre de las Américas, que tiene como objetivo discutir temas como: seguridad, educación, migración, energía, medioambiente, participación ciudadana, gobernabilidad democrática y salud.

Esta cumbre ha ocupado la atención de muchos analistas, por la relación tensa entre Estados Unidos y Venezuela y los diálogos entre Cuba y Estados Unidos. En el primero, la derecha latinoamericana lo está utilizando para pensar que Venezuela es un país antidemocrático, y en el segundo, los mismos sectores esperan que con esto Cuba pueda ya entrar en el marco de los países “democráticos”.

Qué más democracia queremos cuando estos países han sido siempre los más solidarios con todo el mundo, como el trabajo que hacen las brigadas médicas de Cuba.