Así como esta inscripción en una plaqueta que dejaron Jorge Vásquez y Elida Beltrán, de Tapachula, el 4 de agosto de 1989, son miles de agradecimientos los que se conservan en la segunda sala del museo del Hermano Pedro, que actualmente se encuentra en restauración.
Los devotos, a quienes el beato hizo el milagro de salvarles la vida o sanarlos, han dejado todo tipo de objetos, desde papelitos que depositan en las alcancías, hasta fotografías, muletas, zapatos, sombreros, cédulas de vecindad, carnés escolares y pequeños cuadros bordados, que los frailes franciscanos han conservado durante años y que ahora exhiben en el ?Pasillo de los milagros?. Aún hay cientos más sin exhibir.
Un sombrero para cargar bajo el brazo
Cuenta el padre Edwin Alvarado, encargado del proceso de canonización, que el Hermano Pedro llevaba el sombrero como una pequeña ?capilla del Niño Jesús que el siempre anduvo bajo el brazo?. Junto a este sombrero, que se conserva en la sala principal del museo, situada en la antigua sacristía del templo San Francisco en la Antigua Guatemala, también están sus instrumentos de penitencia, la campana con la que atraía la atención de los residentes de la ciudad, su hábito y ropa interior (tejida con hebras de lazo), su bastón y la pandereta con la que celebró las primeras posadas en Guatemala, entre otras cosas.
Los objetos personales, que han sobrevivido más de 300 años, fueron restaurados por varios profesionales.
La última de las salas, que se encuentra justo en la entrada, conserva objetos que forman parte de la historia de los franciscanos en Guatemala. En ella se hace un homenaje póstumo al laico José García Bauer, abogado y diputado, que inició el proceso de canonización del beato.
Un hombre fiel
La idea del museo es reflejar los valores del Hermano Pedro, cuya fecha de canonización se anunciará en Roma el 28 de febrero. ?A nosotros nos interesa el hombre que trabajó en una fábrica de textiles, el hombre fiel y caritativo?, explicó Thelma Castillo, directora de la Fundación GyT Continental, que ha trabajado en el concepto museográfico. Él movía a la gente al servicio de los demás?.
Y esto es lo que se ha dado también en el museo, que buena parte se ha logrado con el trabajo voluntario de personas como Olga Granai, Lourdes de Mazariegos y fray Guillermo Bonilla, ex director de las Obras Sociales del Hermano Pedro, que actualmente vive en Costa Rica.
El financiamiento, agrega el padre Edwin, proviene de donaciones, no sólo de dinero, sino de madera y de los recursos obtenidos por la venta de la revista ?Tras las huellas del Hermano Pedro de Betancur?.
Una primera etapa del museo se inaugurará el 17 de febrero y la segunda será el 24 de marzo.
Aunque no ha sido inaugurado, el museo ya está abierto al público de 8 a 12 y de 14 a 17 horas.
Admisión adultos Q2, niños Q1.