HOMO ECONOMICUSArrancó la emisión de deuda

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

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Es común ver que antes de entrar en la piscina, las personas recurran al viejo mecanismo de meter un dedito en el agua para determinar qué tan fría está.

De esta rudimentaria medición se toma la decisión de meterse al agua de un solo clavado o poquito a poquito… Eso parece haber sido lo que el Ministerio de Finanzas realizó, en el campo financiero, la semana pasada.

Todos sabían que la recepción de los llamados bonos de la paz sería, en el mejor de los casos fría.

El sector privado y otras instituciones de la sociedad habían hecho una campaña en contra de los mismos.

Lo que no se sabía es ¿qué tan fría sería su recepción?

Por ello es que, la primera oferta de esos títulos, el Ministerio de Finanzas -MF- decidió no colocar nada.

El Gobierno metió el dedito en las aguas financieras para medir la temperatura.

En este caso, la temperatura viene dada por dos variables: la tasa de interés que los potenciales inversionistas deseaban y el volumen de demanda por los títulos.

En esa primera licitación hubo un relativo interés: se demandaron cerca de US$30 millones de una oferta de US$50 millones.

El problema es que las tasas no parecieron complacerle al MF. Comenzó así un ejercicio de negociación entre demandantes y el MF.

Los primeros enviaron el mensaje de buscar una alta tasa de interés; el segundo dijo no estar dispuesto a pagarla.

El panorama se comenzó a aclarar en la segunda licitación ocurrida el jueves pasado. Se colocaron poco más de US$8 millones a tasas entre 6% y 8% entre 3 y 10 años plazo. La mayoría de los fondos se colocó en una institución para-estatal.

Aparentemente, la presión moral, lidereada por la Cámara de Industria, para que los bancos privados no se presten a ser cómplices del Gobierno parece haber surtido sus efectos.

Sin embargo, habrá que ver si es efectiva en el mediano y largo plazo.

Es lógico pensar que conforme se vaya enfriando el ambiente y la emisión deje de estar en el debate nacional, más de alguno ceda ante la tentación de invertir en los instrumentos.

El seguimiento de los medios de comunicación será determinante para continuar anunciando la identidad de los inversionistas y mantener esa presión moral.

Por su parte, el MF tratará de hacer más tentadora la emisión, aumentando la tasa de interés y anunciando constantemente la oferta de los títulos.

Si bien es cierto que ?no tienen prisa? también tiene la posibilidad de utilizar recursos de instituciones como el IGSS para invertir en dichos títulos y acelerar su colocación.

Finalmente, mientras existan las impugnaciones legales, la emisión seguirá estando empañada jurídicamente.

Cosa que no es del agrado de cualquier inversionista. Sobre todo cuando hay otras opciones regionales sin ese problema. Así que, contrario a lo que ha ocurrido con otras emisiones del Gobierno, ésta no comenzó bien; pero hay un largo camino por recorrer todavía.

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