HOMO ECONOMICUSEl milagro navideño

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

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Acercandose el fin del año, una noticia que sorprende: el presidente vetó la ley que pretendía controlar la tasa de interés de las tarjetas de crédito. El Ejecutivo le ?corrige la plana? al Congreso impidiendo que dicha ley entre en vigencia. Esto es algo extremadamente raro en este gobierno. ¿Qué se tomen decisiones económicas en la dirección correcta? El presidente no nos tiene acostumbrados a estas decisiones. Más aún cuando el control de la tasa de interés de las tarjetas de crédito tenía todos los argumentos demagógicos a su favor. No obstante, estas fiestas de fin de año nos han traído un milagrito.

El ?milagrito? tuvo la intercesión del presidente del banco central. Efectivamente, Lizardo Sosa, desde un principio, se pronunció en contra de una ley que, según sus palabras, era inconsistente con las recientes reformas financieras. No es posible saber qué tan determinante fue su opinión técnica en contra de esta ley. Dadas las circunstancias, debemos asumir que el ?milagrito? no hubiera ocurrido sin su intervención. Muy bien por Lizardo, quien necesitaba ?reivindicarse? públicamente luego de una desastrosa aprobación de la emisión de eurobonos. Por supuesto que aún está en deuda con nosotros, y que tendrá que hacer mucho más que esto para poder compensar el daño causado.

Sin embargo, parece que el milagro posiblemente no nos vaya a durar más allá del Día de Reyes. En una nota de prensa, el presidente de la comisión de finanzas del Congreso anunció que el año entrante promoverá, de nuevo, otra iniciativa de ley. No se conocen ni siquiera las generalidades de dicha iniciativa, pero viniendo de donde viene, no podemos esperar nada bueno. Como dice el refrán: ?la cabra siempre tira al monte?, o puesto en otros términos: ?Jalisco nunca pierde, y si pierde, arrebata?.

Algunas personas juzgan la labor del Congreso por el número de leyes que aprueban en un año. Grave error. El Congreso debe ser evaluado en base a la calidad; nunca a la cantidad de trabajo que realiza. La ley de control de la tasa de interés de las tarjetas de crédito es un claro ejemplo de un tiempo mal invertido. Hubiera perjudicado a usuarios de tarjetas, a los emisores y a los establecimientos que las aceptan. Los únicos beneficiados hubieran sido los diputados morosos de las tarjetas de crédito.

No obstante este claro daño, es esperable que el Congreso siga haciendo perder el valioso tiempo del sector productivo del país. En vez de estar concentrados en aumentar la productividad, los empresarios están cuidándose de ver cómo evitar que las iniciativas del Gobierno perjudiquen sus empresas. Antes fueron los incrementos de impuestos; hoy es la regulación de tarjetas de crédito detenido por un inesperado, pero a la vez atinado, veto presidencial.

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