CONCIENCIATransparencia
El Congreso de la República tendrá que tomar en octubre, nuevamente, una importante decisión: elegir entre la nómina de candidatos que le presente la Comisión de Postulación al nuevo jefe de la Contraloría.
El Jefe de la Contraloría es una de esas piezas fundamentales en la máquina llamada Gobierno: tiene a su cargo la importante función de fiscalizar el uso de cada centavo que invierte el gobierno guatemalteco. ¡Cada centavo! Si el presupuesto para el año entrante se proyecta en Q. 27,000 millones, significa que el Contralor y todos los que trabajen en la Contraloría General de Cuentas tendrán una delicada y difícil tarea por delante.
También que no puede llegar a ocupar el cargo de Contralor una persona sin la debida experiencia y, sobre todo, sin una vida intachable, apegada a la moral, la honestidad y la responsabilidad.
Este año se conformó el grupo Coalición de la Transparencia, integrado por el Grupo Barómetro, la Alianza por la Transparencia (Cámara de Comercio de Guatemala, Grupo GESTOR, de Quetzaltenango y Consultores Sociales S.C., de Quetzaltenango), Acción Ciudadana y el CIEN.
La Coalición pretende hacer un ejercicio ciudadano, no político-partidista ni de oposición o antigubernamental. Su objeto es, tal vez, el que motiva a tantos guatemaltecos hoy por hoy: colaborar en pro de un proceso transparente en la elección del Contralor General, informar respecto al papel de la Contraloría y velar porque se elija a un candidato idóneo. Aunque es difícil la tarea no es imposible.
De acuerdo con la Coalición, el nuevo Contralor debe rescatar a la Contraloría de Cuentas y convertirla en un verdadero pilar institucional para disminuir los niveles de corrupción que sufre el país. Ello implica atacar cuatro graves problemas que le aquejan: a) la inoperancia y falta de capacidad para realizar sus funciones; b) una actitud selectiva y preferencial en la verificación del manejo de los recursos del Estado; c) el encubrimiento de malos manejos, protegiendo a funcionarios y empleados corruptos; d) la identificación de la institución con intereses de grupos económicos y políticos.
La nueva Ley de la Contraloría General de Cuentas, aun con sus imperfecciones, representa una nueva oportunidad para superar los viejos problemas que arrastramos desde hace muchos años. Pero, dado que la carga es dura y el trabajo se presenta cuesta arriba, quien asuma la tarea tendría que cumplir requisitos que van más allá de ser un profesional reconocido y honorable. Se requiere un nuevo liderazgo y un dinamismo que rescaten la confianza de los guatemaltecos en la institución, y que ayuden al desarrollo económico y social del país.
La Coalición de la Transparencia diseñó un nuevo perfil del Contralor, que ojalá sea tomado en cuenta. Incluye, entre otras cosas, que los candidatos cuenten con especializaciones (maestrías o postgrados), demuestren conocimiento de la legislación, de los sistemas y las instituciones del Estado vinculadas con el quehacer de la Contraloría, tengan capacidad gerencial, habilidad para hacer propuestas y llevarlas a cabo, firmeza de carácter, un plan de trabajo, independencia político-partidista, sectorial y gremial, carezcan de compromisos con el Estado, gocen de una trayectoria personal y profesional intachable, disposición física para el trabajo, se caractericen por una conducta ética suficientemente probada, tanto a nivel profesional como personal.
Si como sociedad civil estamos cansados de tantos años de impunidad en el mal manejo de los recursos del país, y si nos sentimos avergonzados de seguir siendo señalados internacionalmente como un país corrupto, debemos enterarnos de quiénes son los guatemaltecos que quieren optar al cargo de Contralor y exigir que cumplan con un perfil que nos dé cierta garantía de que las cosas pueden cambiar para beneficio de Guatemala.