Majestuosas salas como la del teatro Silvia Pinal lucen en su marquesina central el letrero: ?Pare de sufrir?, en lugar de los créditos de Cats, debido a que la cultura artística no produce los réditos inmediatos que sus administradores necesitan para demostrarse eficientes.
Aún así en aquella República se producen obras de gran envergadura y entre ellas destaca, en cartelera, la del musical Chicago, en el Centro Cultural Telmex.
Chicago es una historia que retrata, paradójicamente, el lado oscuro de la cultura norteamericana de los años 20. Aquí, enfocando el efecto que poseen los medios de comunicación en la sociedad cuando se manipula la imagen a favor de x persona (en este caso las delincuentes de un penal de asesinas que están esperando juicio para la pena de muerte). En Chicago, los medios, como cuarto poder, tuercen en beneficio del culpable el brazo ciego de la justicia. De paso convierten a las presidiarias en objeto de culto público.
En esta materialización del sueño americano, el casi infinito amor de Amos Hart (Darmo Ripoll) por Roxie Hart (Bianca Marroquín) no se verá correspondido ni siquiera por el acto mínimo de la gratitud. Y es en el penal, luego del asesinato del amante de Roxie, que el juego de la defensa de ésta queda en manos del turbio abogado Billy Flynn (Eugenio Montessoro) que como estrategia legal retoca la vida sentimental de los Hart en beneficio de su defendida.
En el penal otra peligrosa delincuente, Velma Kelly (interpretada por Bianca Marroquín y la actriz sustituta María Filippini), ve que su fama ha disminuido debido al interés de los medios, y de su propio abogado, en el caso Hart. Por lo tanto invita a su rival a formar un dúo de variedades aprovechando los titulares de la prensa.
El desarrollo de la obra va acompañado por una orquesta de 15 músicos, dirigida por Ángel Sánchez, que ocupa el centro del escenario y a cuyos pies se desarrolla toda la acción. Aunque la historia trata sobre la situación de reclusas, el elenco está constituido por un cuerpo de baile mixto que interactúa con las actrices según las necesidades de la trama de la historia: periodistas, jurados, bailarines de los números imaginarios con los que las reclusas sueñan, narradores… Entre estos hay que mencionar la participación de artistas como Laura Morelos, Alma Cero, Laura Cortés, Elías Ajit y Alan Estrada.
Lo interesante del elenco es que sus artistas han desarrollado sus carreras en distintos tipos de escenarios para los que se necesita una formación integral. En esta línea de pensamiento se puede decir que son bailarines, cantantes y actores de primer orden que se desempeñan sin dificultades en los tres campos.
Sólo queda espacio para listar someramente la producción y parte de las 23 personas y entidades que se encargaron de las adaptaciones: John Kander y Fred Ebb (libreto, música y letras), Walter Bobbie (dirección), Ann Reiking (coreografías originales).
Si viaja a México no deje de ver Chicago, el musical, ya que vale la pena (www.chicagoelmusical.com).