La anécdota ilustra la historia de trabajo y sacrificio del exfutbolista de Rosario Central, en el que debutó en 2005 a los 17 años en la primera división argentina para saltar a Europa, donde brilló en Benfica de Portugal, Real Madrid y ahora da la pelea en Manchester United.
La biografía del futbolista de 27 años narrada por sus amigos y vecinos destaca una infancia humilde pero feliz, marcada por el comercio familiar de venta de carbón y los trayectos de más de diez kilómetros en bicicleta que su mamá Diana hacía para llevarlo a entrenar a Central.
Fue sin embargo el barrio Unión de Rosario, ciudad cuna de la mega estrella del Barcelona FC Lionel Messi, la que se considera el feudo de Di María.
Entre las calles con veredas que apenas se ven, el Flaco es recordado en las camisetas albicelestes con el 7 en la espalda que visten los chicos del lugar y un mural donde el delantero aparece haciendo su gesto característico de un corazón con las dos manos cuando festeja un gol.
“Todo bien con Messi, pero acá somos todos seguidores del Fideo”, confesó un grupo de vecinos que se amontonó en la esquina de la casa donde nació y se crió el jugador de la selección albiceleste, un ídolo mimado también por el personal de la escuela donde creció, Natividad del Señor.
Alta fidelidad
Tanto la escuela como la casa de los Di María, que tenía la carbonería en el fondo del patio, están sobre la calle Perdriel.
“Nacer en la Perdriel fue, es y será lo mejor que me pasó en la vida”, se tatuó el ahora astro del futbol en su brazo izquierdo, al igual que sus cinco mejores amigos de la infancia.
Esos amigos son los mismos a los que les mandó pasajes y entradas desde Brasil para asistir a la final de la Copa del Mundo de 2014 que Argentina perdió contra Alemania. “El gesto que tuvo con sus compañeros de toda la vida marcan el tipo de persona que es”, afirmó su vecina Claudia Galat.
“Acá lo queremos porque él nunca se olvidó de sus orígenes”, relató Liliana Laveggi, con más de veinte años de trabajo en la escuela donde recuerdan con cariño a Angelito y su familia, sus padres, Miguel Di María y Diana Carreño, y las hermanas Vanesa y Evelyn.
“Cuando viene pasa con la camioneta a buscar a los amigos de siempre y cuando pasa frente a la escuela nos dice: ‘Chau porteras’”, contó Laveggi.
Galat agregó que Angelito era un niño “tranquilo, respetuoso y que ayudaba al papá con el trabajo en la carbonería”. Pero que todo el día le daba a la pelota.
“El papá le decía que tenía que ayudarlo a armar cien bolsas antes de salir a jugar a la pelota. Entonces la mamá, Diana, iba y lo ayudaba para que terminara más rápido”, rememoró Galat tras exhibir una bandera argentina y una camiseta de Central autografiadas por Di María.
Según los vecinos, para que nadie se quejara, la mamá siempre lo ayudó. “Él adora a su mamá, por eso lo primero que hizo apenas pudo fue comprarle una casa linda”, contó Laveggi.
“Es un flaco divino que jugaba a la pelota con lo que fuera, una canica, un bollito de papel o una tapita de gaseosa. A él la sangre le tira porque habla siempre del barrio y de Central”, agregó la portera de la escuela.
Un flaco pícaro
Al ‘Fideo’ también lo idolatran en Rosario Central, desde donde dio el gran salto al futbol europeo en 2007 cuando fue transferido junto a su compañero Andrés Díaz por seis millones de euros al Benfica de Portugal.
Según Ariel Cuffaro Russo, quien fue ayudante del exDT de Central Angel Zof, el técnico que hizo jugar a Di María en primera, era un chico “que no decía nada desde lo físico pero que traía encima la picardía de los grandes jugadores”.
Zof “le decía al presidente del club que ese chico iba a valer muchos millones”, dijo Cuffaro. “Nosotros en ese momento nos reíamos, pero era sabio el viejo”, apuntó el exfutbolista que considera que Di María reunía talento, técnica y toque.
Rosario, con 1,3 millones de habitantes, es el mayor polo agroexportador de soja del mundo y se enorgullece de su riqueza futbolera: de esta ciudad salieron jugadores de la talla de Messi y Maximiliano Rodríguez, el entrenador de la Selección albiceleste, Gerardo Martino, así como dos célebres DT, Marcelo Bielsa y César Luis Menotti.
También en Rosario se formaron otros emblemáticos jugadores albicelestes como Ezequiel Lavezzi (PSG), Javier Mascherano (Barcelona) y el goleador histórico de la selección, Gabriel Batistuta.