IDEAS

Agua mágica

La sustancia que están regando en el Lago de Amatitlán pareciera ser la piedra filosofal del ambientalismo. Se imagina usted, si resultara cierto lo que sus creadores y los gobernantes guatemaltecos dicen que hace, estaríamos ante el fin de los problemas ambientales del mundo. La pregunta del millón pasa por la confiabilidad de las fuentes. De los creadores de la sustancia no hay mucho que se pueda encontrar. De los gobernantes guatemaltecos sí tenemos la suficiente información como para desconfiar seriamente de sus afirmaciones. ¿Estamos presenciando el inicio de una nueva era o un engaño más de los politiqueros chapines para robarse nuestros recursos?

En Guatemala se ha popularizado la expresión de “piensa mal y acertarás”, especialmente en todo lo relacionado con el actuar de los políticos y gobernantes. Aquello de darles el beneficio de la duda quedó sepultado bajo casi infinitas decepciones, desengaños, descaros y cinismos de muchísimos politiqueros que han metido sus manos en los fondos de los tributarios con el fin principal —si no único— de quedarse con una buena tajada en sus cuentas.

Así que no nos debe extrañar que la reacción generalizada, ante la insistencia de Roxana Baldetti por respaldar un gasto de Q137 millones para comprar y regar el “agua mágica”, haya sido una andanada de memes en las redes sociales ridiculizando la invitación que hiciera a comer mojarras del lago, y su travesía por el lago, especialmente el momento cuando recogió agua del lago con la mano, para “olerla”.

Si a ello le añadimos que la información en internet sobre los desarrolladores del “agua mágica” es escasa y hasta contradictoria, y que sus representantes en Guatemala han contestado con evasivas cuando se les cuestiona sobre su efectividad en otras ocasiones, tenemos toda la razón del mundo para cuestionar este negocio.

Y es que solo póngase a pensar en las implicaciones: si el “agua mágica” pudiera limpiar el lago tan fácilmente como sus impulsores lo afirman, estaríamos ante un punto de inflexión en la historia de la humanidad. La contaminación en la mayoría de fuentes de agua dulce del mundo se podría eliminar de una manera relativamente fácil y barata, lo que abona todavía más a la desconfianza que podemos tener al respecto.

¿No cree usted que si semejante tecnología estuviese ya disponible, estaría en el ojo del huracán de la opinión pública mundial, y no siendo cuestionada en un país tan pequeño como Guatemala?

Yo no dudo que la tecnología en algún momento —esperemos que en un futuro cercano— llegará al punto de desarrollar algún producto que tenga los efectos del “agua mágica”, pero la pregunta es si estamos ya en ese futuro o no.

Ante toda la incertidumbre que ha rodeado este proyecto y los antecedentes de corrupción en Guatemala —en particular en este gobierno—, me decanto por creer que esto no es más que un nuevo engaño de los politiqueros locales para robarnos otros millones más. ¿Usted qué opina?

 @jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).