1983, 1984 y 1985 fueron los tres años en los que el entonces capitán del Juventus italiano recibió, como mejor jugador, el reconocimiento del mundo del futbol, el mismo que hoy le encumbra como el máximo dirigente europeo, sin desestimar su proyección más allá de Europa.
De finalizar este tercer mandato, Platini (1951) se convertirá en el inquilino que más tiempo ocupe el despacho presidencial de la UEFA en Nyon después del sueco Lennart Johansson, que comandó la organización desde 1990 hasta el Congreso de Dusseldorf, Alemania en 2007, en el que el exfutbolista francés le arrebató el mando.
Su elección entonces se produjo por una ventaja de 27 a 23 en una votación que no fue necesaria repetir ni en su siguiente elección, en el Congreso de 2011 en París, ni en el de hoy en Viena, ya que en ambas ocasiones no ha habido oposición.
Fuerza, personalidad, empeño y también diplomacia pueden ser términos para definir el carácter del presidente de la UEFA, un líder en el campo y fuera, que apuesta por renovar el fútbol, acercarlo más al público y aprovechar su fuerza para integrar desde las categorías inferiores.
Platini, pidió más apoyo de los poderes públicos en la lucha contra la creciente violencia y el nacionalismo en el futbol y apostó por aumentar los controles en el acceso a los estadios.
Empeñado en erradicar la violencia y en que sea un deporte igualitario y limpio, tanto en el campo como en sus finanzas, Platini cree que aún le queda trabajo por hacer al frente de la UEFA, a la que ha conseguido convencer para organizar una Eurocopa por toda Europa en 2020 y para lanzar una competición como la Liga de Naciones, vinculada a la clasificación para la Eurocopa.
Nieto de inmigrantes italianos y nacido en la región minera de Lorena, en el noroeste de Francia, Platini personaliza la perfecta transición de futbolista a dirigente de futbol, un mundo que conoce al detalle y en el que acierta a conjugar intereses tan dispares como los de jugadores y clubes.
Tras haber sido parte de clubes como el Nancy (1972-1979) y el Saint-Etienne (1979-1982), Platini dio el salto al Juventus donde se convirtió en santo y seña de un equipo con el que celebró una Copa de Europa, dos Ligas, una Copa de Italia, una Recopa, una Supercopa de Europa y una Intercontinental.
El ex jugador de Francia vistió la camiseta de su país en 71 partidos y con su selección celebró 41 goles. Uno de ellos en la final de la Eurocopa de 1984, en el Parque de los Príncipes al guardameta español Luis Miguel Arconada, con el que su país logró el título.
Su andadura en el futbol le permitió también vivir la experiencia de entrenador y fue seleccionador de Francia entre 1988 y 1992. Después de esto empezó a cambiar el rumbo de la que había sido su carrera hasta entonces para embarcarse en el mundo del dirigente deportivo.
La primera aproximación a éste la vivió como responsable del comité organizador del Mundial de Francia 1998, tras el que se convirtió en asesor del presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter.
Desde entonces empezó a ser considerado el “delfín” del mandatario suizo, cuya fidelidad inicial se ha tornado en una crítica tan fuerte como para pedir en voz alto un cambio en la presidencia de la FIFA que dentro de unos años quizá podría llegar a ocupar.