Internacional

Estado Islámico arrasa con patrimonio de la humanidad

El Estado Islámico (EI), Al Qaeda y los talibanes han destruido monumentos budistas, manuscritos, edificios y arte preislámico en los últimos 15 años por lo cual, autoridades de Siria e Irak piden auxilio al mundo para salvar legado cultural

Nadie detiene al Estado Islámico (EI), en su ofensiva llena de asesinatos y ahora en la destrucción y saqueo del patrimonio cultural milenario en el norte de Irak, con el argumento de evitar la idolatría, pero la comunidad internacional señala que se trata de una barbarie y crimen.

El odio hacia otras culturas, incluso la de ellos mismos, no es nada nuevo en esos grupos extremistas. Uno de los crímenes culturales más atroces ocurrió en el 2001, en Afganistán, donde los talibanes, siempre en el contexto de ideas extremistas y terroristas, derribaron los budas gigantes de Bamiyán.

Hay que recordar que el 11 de junio del 2014 comenzó la cruzada del EI para apoderarse de territorio en Irak y Siria, con la intención de fundar un califato, que se refiere al primer sistema de gobierno en el islam, cuyo fin es gobernar de acuerdo con la ley religiosa, conocida como sharia.

En ese contexto los principales líderes del mundo musulmán se desligan de estos yihadistas, a quienes tildan de terroristas y aclaran que hacen una mala interpretación del Corán —libro sagrado del islam—.

Cada vez más destrucción

El primer acto de vandalismo de este año comenzó el 27 de febrero último, con la destrucción de invaluables piezas en el Museo de la Civilización de Mosul, Irak, donde rompieron estatuas, relieves y toros alados de esa civilización que habitó el norte de Mesopotamia en los siglos VIII y VII a. C.

Luego, el 5 de marzo, los yihadistas saquearon y destruyeron la antigua ciudad asiria de Nimrud, fundada en el siglo XIII a. C. a orillas del río Tigris. Dos días después arrasaron y saquearon la ciudad de Hatra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Hatra tiene más de dos mil años y tuvo influencia del Imperio Parto. Destaca por su arquitectura grecorromana.

Sin embargo, la sed de destrucción del EI no terminó ahí. El 8 de marzo se encaminaron al sitio arqueológico de Dur Sharruikin, actual ciudad de Jorsabad, que fue capital de Asiria durante el reinado de Sargón II, en el 722 al 705 a. C.

La Unesco condenó la destrucción de milenarias ciudades en Irak por combatientes del grupo EI. “Estos actos marcan un momento decisivo en la lamentable estrategia de limpieza cultural en Irak”, dijo ese organismo de la ONU.

Siria vive la misma suerte

Las imponentes ruinas de la antigua ciudad de Palmira, con sus columnas y sus amplias calles, figuran entre los más famosos testigos de la arquitectura romana. Durante siglos fueron un imán que atrajo a Siria a miles de turistas, pero desde el comienzo de la guerra civil no solo dejaron de acudir visitantes, sino que muchos de los sitios históricos quedaron irremediablemente destrozados.

Siria lleva casi cuatro años sumida en una sangrienta guerra, pero según la Unesco, los enfrentamientos no son los únicos causantes de los daños, sino también los saqueos.

Los yihadistas financian su lucha con, entre otras actividades, la venta de bienes culturales. A través de intermediarios estas obras de arte cruzan la frontera de contrabando hacia Líbano o Turquía. Por cada pieza que cambia de propietario, el EI recibe hasta 20 por ciento en tasas.

Que el EI se haya embolsado millones con la venta de bienes culturales es solo una parte del problema, pues las bombas y las granadas han acabado con muchos sitios arqueológicos. Según un informe de la ONU, desde el comienzo de la guerra civil, en la primavera del 2011, casi 300 vestigios históricos resultaron dañados. El famoso Crac de los Caballeros, un castillo de la época de las Cruzadas declarado Patrimonio de la Humanidad en 2006, está destruido por las bombas.

Ya en 2012 ardió en llamas la parte occidental del bazar de Alepo. “Antes había allí tiendas de antigüedades y librerías”, indicó Adnan Hadad, un activista de esta metrópolis del norte de Siria. “Hoy reina el más absoluto vacío”, dijo. Aunque algunos negocios y viviendas lograron mantenerse intactos, el Ejército Libre de Siria, formado por rebeldes moderados, ha convertido una parte en su cuartel principal, señaló Hadad.

También la centenaria ciudadela que se eleva sobre la ciudad está dañada. “Los escalones de piedra que conducían al portal están destrozados”, contó el activista. “Y la puerta de la entrada prácticamente es inexistente”. Sobre los daños dentro de la ciudadela no se atreve a hacer valoraciones: prácticamente nadie osa pasar más allá de los escalones, explicó, pues tras la puerta está el Ejército sirio.

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