Internacional

Lee Kuan Yew, el hombre que convirtió una pequeña isla portuaria en un gigante asiático

Considerado un visionario, Lee Kuan Yew, nacido el 16 de septiembre de 1923 en una familia de origen chino, convirtió a Singapur, que tras independizarse del Reino Unido era una ciudad-isla portuaria con problemas económicos y étnicos, en uno de los “cuatro tigres asiáticos”, junto con Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán.

Lee Kuan Yew durante una reunión que tuvo en el 2007 con el exprimer ministro italiano Romano Prodi. (Foto Prensa Libre: AP).

Lee Kuan Yew durante una reunión que tuvo en el 2007 con el exprimer ministro italiano Romano Prodi. (Foto Prensa Libre: AP).

Sin embargo, también fue criticado por ejercer su gobierno con mano dura, mantener severas restricciones sobre la libertad de expresión y hacer que sus oponentes políticos estuvieran en la diana de la justicia.

A lo largo de su extensa singladura en el cargo, Singapur registró un espectacular desarrollo económico hasta convertirse en un centro regional, financiero y turístico, conocido por sus altas tecnologías, sobre todo en el sector de la salud.

Hasta el final de sus días, Lee Kuan Yew fue una personalidad política muy influyente en Singapur y Asia. Padre del actual primer ministro Lee Hsien Loong, Lee Kuan Yew renunció en 1990 para ceder paso a su mano derecha, Goh Chok Tong, y éste a su vez a Lee Hsien Loong en 2004.

El Partido de Acción Popular (PAP), cofundado por Lee Kuan Yew en 1954, ha ganado todas las elecciones desde 1959 y actualmente ocupa 80 de los 87 escaños parlamentarios.

Legado pragmático de un admirador de Maquiavelo

Su legado incluye un gobierno eficiente con poca corrupción, bajos impuestos para atraer inversión extranjera, excelentes escuelas y calles limpias y seguras, factores que contribuyeron a que Singapur se ubicara cerca del primer lugar entre las ciudades más habitables del mundo para personas que han emigrado de sus países, según encuestas.

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Ubicación de Singapur. (Foto Prensa Libre: Internet).

Lee creció hablando inglés porque Singapur formaba parte del imperio colonial británico, y durante mucho tiempo le dijeron Harry en su juventud.

Su educación universitaria fue interrumpida a causa de la ocupación japonesa de tres años en la isla durante la Segunda Guerra Mundial, periodo en el que dijo haber aprendido cómo se ejerce el poder.

“Los japoneses exigían obediencia total, y la conseguían de casi todos”, escribió en sus memorias. “Mi apreciación de los gobiernos, mi comprensión del poder como vehículo para un cambio revolucionario, no habría sido posible sin esta experiencia”.

Después de que completara sus estudios en el Raffles College de Singapur, Lee viajó a Inglaterra a estudiar leyes en la Universidad de Cambridge.

Ahí, en 1947 se casó con Kwa Geok Choo, su esposa por más de 60 años, quien también era estudiante de leyes.

Regresó a Singapur en 1950 y en 1955 abrió un despacho de abogados llamado Lee & Lee con su esposa.

En 1963, Singapur proclamó su independencia de Gran Bretaña y Lee, que creía que su isla no podría sobrevivir sola, la integró en una federación de estados vecinos que se convirtieron en Malasia.

Sin embargo, después de dos años, las autoridades malasias le solicitaron a Singapur que se marchara debido a desavenencias ideológicas.

Lee lloró ante la televisión nacional cuando anunció la separación, a la que describiría después como uno de sus mayores remordimientos políticos.

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Espectacular vista de Singapur de noche. (Foto Prensa Libre: Internet).

Tras obtener el autogobierno de manos de las autoridades coloniales británicas, Lee Kuan Yew, que ocupó la jefatura del Gobierno singapurés a los 35 años de edad, desde 1959 hasta 1990, dirigió el proceso de independencia en 1965 después del fracasado intento de unión con Malasia.

Fue respetado y considerado como el arquitecto de la prosperidad económica de Singapur a pesar de la falta de recursos naturales y la dependencia de Malasia.

Lee Kuan Yew, definido por algunos como un político infatigable y pragmático que desconfió del Estado del bienestar, por considerarlo la raíz de la “decadencia” de Europa, abogó por la meritocracia y defendió la lucha contra la corrupción en el Gobierno.

“Las políticas deben ser pragmáticas, no dogmáticas… El buen gobierno nunca debe estar maniatado por teorías por muy atractivas y lógicamente elegantes que sean”, llegó a decir.

Declarado agnóstico y no opuesto a la homosexualidad, aunque nunca la despenalizó, nunca ocultó su carácter estricto y combativo en un país donde llegó a prohibir el chicle, el vandalismo so pena de castigos corporales y el narcotráfico, con la muerte en la horca.

“Entre ser amado y temido, siempre he creído que Maquiavelo tenía razón”, aseveró.

Derechos humanos

Pese a ser admirado por millones de singapurenses, Lee enfrentó críticas por utilizar tácticas duras para consolidarse en el poder. Encarceló a algunos adversarios políticos durante décadas sin ser juzgados y presentó demandas por difamación contra periodistas y políticos opositores, lo cual amedrentó a la disidencia.

Insistió en que los límites estrictos impuestos a la libertad de expresión y de manifestación pública eran necesarios para mantener la estabilidad en este país multiétnico y multirreligioso que había sido escenario de disturbios raciales en la década de 1960.

Esa estabilidad, agregó, era necesaria para propiciar el crecimiento y elevar los niveles de vida en un país con pocos recursos naturales.

Reconoce equivocaciones

“Tuve que hacer algunas cosas repugnantes, encerrar a personas sin juicios”, declaró Lee en una entrevista con The New York Times publicada en septiembre de 2010. “No digo que todo lo que hice estuvo bien. Sin embargo, todo lo que hice tuvo un propósito honorable”.

63 islas componen el archipiélago

697 kilómetros cuadrados mide el país

5.4 millones de habitantes tiene aproximadamente

7,680 la densidad poblacional

1,965 año en que se hizo independiente

4 son los idiomas oficiales, inglés, malayo, chino mandarín y tamil

US$291 mil millones el PIB del 2010

US$38, 972 el ingreso per cápita

Lee permaneció como un poderoso asesor con categoría de ministro del gabinete después de su dimisión como primer ministro, y muchos singapurenses, en particular los de mayor edad, lo ven como un padre sabio aunque estricto.

No obstante, los defensores de los derechos humanos criticaron a Lee Kuan Yew, por su política de mano de hierro, encarcelar a los opositores políticos o privarles de medios financieros a base de costos juicios por difamación.

“Si eres revoltoso, nuestro papel consiste en destruirte políticamente”, declaró en el pasado este admirador del político italiano Nicolas Maquiavelo (1469-1527), refiriéndose a sus rivales políticos.

Muchos incluso creen que su partido, ha logrado mantenerse en el poder desde finales de los años 50 hasta el presente, en parte gracias al control de la prensa y la oposición.

“No hay duda del tremendo papel de Lee Kuan Yew en el desarrollo económico de Singapur, pero también ocurrió con un significativo coste para los derechos humanos”, indicó Phil Robertson, subdirector de Human Rights Watch en Asia.

“La restrictiva libertad de expresión, la autocensura y la raquítica democracia multipartidista es también parte del legado que Singapur tiene ahora que superar”, agregó Robertson.

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