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Estereotipos nocivos
Se acerca el feriado de Semana Santa y muchos están preocupados por lucir un cuerpo espectacular en la playa, al punto de que son capaces incluso de poner su salud en riesgo. Lo terrible de esta situación es que el cuerpo natural del ser humano no es tan perfecto como lo han pretendido proyectar los estereotipos creados en las últimas décadas, a través de los medios de comunicación y agencias de publicidad, que exhiben mujeres presentadas como un ser superficial, gozando la vida y rodeadas de muchos chicos guapos en la playa. Muchas veces tomando cerveza o licor. La mayoría de personas ven ese tipo de anuncio y pretenden imitar a estas personas. El problema es que si toman cerveza, seguro no podrían tener un abdomen tan plano. Además debemos considerar que tan solo un 10% de las mujeres poseen un cuerpo de “reloj de arena” (cinturita, busto y caderas de misma medida). La mayoría de mujeres no son tan así y tienen sus lonjitas.
Los estereotipos han sido analizados a lo largo de los años por sociólogos y psicólogos y la mayoría han concluido en que estas acciones crean un prejuicio sobre un grupo específico o una persona, lo cual lleva a la discriminación si no se cumple con las expectativas grupales. En la actualidad, hombres y mujeres son víctimas de una presión social para aparentar un aspecto físico o un nivel económico, muchas veces inexistente. El objetivo es buscar la aceptación de una sociedad estereotipada. Por un lado, las mujeres “deben” tener un cuerpo monumental, lo cual se refiere a un abdomen plano y tonificado, glúteos y senos grandes y firmes. Proyectar juventud a toda costa. Sin embargo, si no cumplen con esta imagen están dispuestas a arriesgar su vida sometiéndose a operaciones para mejorar sus atributos. En cuanto al sexo masculino, la perspectiva es un poco más compleja, aunque menos riesgosa en el aspecto salud, porque a ellos no se les exige una imagen física perfecta, tampoco juventud, sino más bien una billetera repleta de dinero, y carro de lujo. Se espera que el hombre sea lo suficientemente “espléndido” para invitar.
Aunque la ambición por cumplir con estas expectativas puede llevar a los hombres a sufrir estrés y no digamos a enrolarse en negocios ilícitos que les permitan hacer dinero fácil y rápido, sin que a nadie le importe la procedencia del mismo.
La esencia de las relaciones entre hombre y mujer se han perdido, nuestra sociedad es funcionalista y materialista, las personas hoy en día han perdido sus sentimientos y han dejado de lado los valores más importantes para el ser humano. Muchas veces solo vemos la punta del iceberg que en este caso es cómo se comporta la gente y cómo luce, pero detrás de esa pantalla existen lágrimas y sufrimiento. Las personas buscan impresionar a los demás, porque al parecer nadie toma en cuenta los sentimientos, que van más allá de la apariencia física o la cantidad de dinero que se pueda tener. ¿Suena idealista, no? Reflexionemos para recuperar algunos valores perdidos, no enfocarnos tanto en lo material, ya que lo que se ve es algo pasajero, mientras lo que no se ve, es algo eterno.
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