La decisión despeja el camino para que los abogados de Garrard comiencen a llamar a testigos. Vecinos han declarado haber visto a Savannah Hardin, de 9 años, corriendo alrededor del jardín recogiendo palos y leña mientras Garrard le gritaba que no se detuviera, la tarde del 17 de febrero de 2012.
La evidencia mostró que Garrard dijo a algunas personas que la niña estaba castigada, pero también que ella misma quería correr. La defensa argumentó que las autoridades no pudieron demostrar que la mujer quería dañar a la menor, aunque la hubiera hecho correr.
Si Garrard realmente hubiera querido castigarla por una mentira, como aseveran las autoridades, no había razón para obligarla a correr hasta morir, dijo el abogado de la mujer Sam Bone.
“Disciplinar significa dar una lección. Cómo le va a dar una lección si la mata?”, dijo Bone al juez.Pero el fiscal Marcus Reid declaró que los jurados tienen bastante evidencia para determinar que la mujer quiso dañar a la niña.
Recordó al juez de evidencia que la abuela se la pasó gritando a la niña para que corriera incluso a pesar de que la menor estaba en el piso vomitando e implorando detenerse.
Garrard enfrenta la pena de muerte o cadena perpetua sin derecho a fianza si es hallada culpable de la muerte de su nieta. Un testigo declaró que un reporte médico indicaba que la menor estaba “alerta y orientada” al llegar al hospital.
La evidencia de que Savannah estuviera bien al llegar al centro médico podría afectar las aseveraciones de la fiscalía de que Garrard hizo correr a la niña hasta que se colapsó.