REGISTRO AKÁSICO
Los “chuchos”
Los soldados que vuelven del Congo deben saber que están invitados a compartir las tortillas y la sal en nuestras mesas, está abierta la hospitalidad en nuestras casas. Esta es la actitud de los ciudadanos de una república agradecida por su servicio. Muchos se preguntan para qué sirve el Ejército. Una razón consiste en coadyuvar a la paz en el mundo. Bajo acuerdo de las Naciones Unidas, se interviene para evitar el agravamiento de los conflictos y el desborde de la violencia. El Ejército de Guatemala ha sabido cumplir esa misión.
Por eso, sorprende que se amplifiquen voces contra los expedicionarios. A la mayoría de los ciudadanos les constan las dificultades para encontrar atención en los medios de comunicación social. Los cacareados debates son repeticiones unilaterales de una misma posición. Jamás se toma en cuenta a posiciones calificadas de izquierda. Solo a los oenegeistas bajo amparo estatal se les entrevista y se publicitan sus actos. Los demás, si desean, deben pagar por el espacio.
Pero el insulto a quienes sirvieron con honor y profesionalismo se magnifica. Un mequetrefe los compara con la basura. Afirma que Petén se ha convertido en un vertedero y, por lo tanto, exige que la cuarentena suceda fuera de esa parte del territorio nacional. El diputado Manuel Barquín lamenta que no sean “chuchos” para amarrarlos a un palo. Considera igualmente que la disciplina militar es una chanza y andarán emborrachándose en las cantinas abundantes en ese departamento.
En fin, se crea la base para un rumor que amenaza con generalizar una posición basada en la ignorancia y la maledicencia. El ministro de la Defensa como militar, no puede participar en debates políticos. Por ello, la izquierda insiste en que el ministro de la Defensa sea un civil. Sin embargo, el general Manuel López Ambrocio se limitó a señalar que la epidemia del ébola se encuentra a siete mil kilómetros del lugar donde opera el contingente de las Naciones Unidas, equivalente a la distancia entre la Ciudad de Guatemala y Montreal. Lo que echa abajo los rumores.
No obstante, a pesar de que todo el tiempo se mantiene un control sanitario en el campamento congolés guatemalteco, la cuarentena ofrece mayor seguridad, en bien del país y de los propios militares.
Los oligarcas peteneros callan que promueven un Ejército que invada las áreas de competencia civil. Jamás han protestado porque una parte se utilice en labores de policía. Tampoco que opere en Petén, como guardabosques, siempre y cuando sean sobornables por parte de los negocios depredadores que los enriquecen. Más todavía, que entren en sociedad con los narcotraficantes que utilizan con impunidad el espacio aéreo del país.
El socialismo del siglo XXI demostró que la soberanía necesita de un Ejército leal. Es cierto, no basta solamente eso, también se necesita una buena dirección económica. Pero eso es otro cantar.
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