HAGAMOS LA DIFERENCIA

Cooperativismo

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El documento Propuesta de Desarrollo, Una Visión Cooperativa 2012-2035, define: “El cooperativismo es una doctrina económica social, que democráticamente organiza la producción, distribución de la riqueza y el consumo. En sus distintas formas, las cooperativas promueven la máxima participación voluntaria posible de todas las personas en el desarrollo económico y social, pasando a ser un factor clave del desarrollo económico y social, contribuyendo a la erradicación de la pobreza”.

En Guatemala, el movimiento tiene ya más de un siglo de existencia, con más de un millón 400 mil socios, que representan aproximadamente 10% de la población del país, y funcionan cerca de 850 cooperativas.

La estructura institucional tiene como base cooperativas de diferente actividad productiva, que pertenecen a federaciones, que a su vez forman parte de la Confederación de Federaciones Cooperativas de Guatemala (Confecoop). Actualmente existen 13 federaciones cooperativas legalmente constituidas en Guatemala.

Los cooperativistas han propuesto en su visión impulsar el movimiento cooperativo como un modelo que permita a los guatemaltecos el acceso a bienes y servicios a través de las empresas cooperativas y bajo los principios y valores del cooperativismo, que les permitan mejorar su calidad de vida. Sus valores son: autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad para cada uno de sus miembros. Sus principios: adhesión libre y voluntaria, control democrático, participación económica, autonomía e independencia, educación, capacitación e información, cooperación entre cooperativas e interés por la comunidad.

Una de sus actividades más consolidadas y exitosas es la de ahorro y crédito, que se convirtió prácticamente en un tipo de banco, sin estar bajo la legislación bancaria. Hoy día si se hace una comparación con bancos del sistema, el cooperativismo se sitúa entre los grandes bancos del país, con su marca Micoope, ejemplo de coordinación entre cooperativas de distintas regiones, al ofrecer servicios de ahorro, préstamos, seguros, tarjetas de crédito y remesas.

Muchas de ellas se han convertido en exportadoras al formar cadenas productoras-comercializadoras. La primera fue la cadena de hortalizas, y están en fase de consolidación la del café, madera y cardamomo. Han creado consorcios que prácticamente son empresas dedicadas a actividades específicas; por ejemplo, Hortamaya, Inaplasa, Inpasa, en la industria de productos agrícolas; Inforsa, para productos forestales, y Satyc, para servicios de asistencia técnica y capacitación. Varias federaciones tienen socios en el extranjero, que por su visión acceden a realizar alianzas estratégicas con ellas.

¡Atención!, porque los cooperativistas están ya posicionándose en el contexto de toma de decisiones en el país, ganan terreno en el campo financiero, reclaman derechos ante Anacafé, intentan ocupar sillas en foros importantes como la Junta Monetaria, Cacif, y ponen la mira en actividades estratégicas como las comunicaciones, la energía, etc. Esto es halagador para el país, siempre que el cooperativismo conserve sus valores y principios, centrándose en las personas en lugar de los beneficios.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.