Esta joya arqueológica, de un valor incalculable, está situada a 30 kilómetros al sudeste de Mosul, un bastión estratégico para los yihadistas, que iniciaron el año pasado una rápida ofensiva desde Siria, tomando el control de vastos territorios en Irak.
“Hasta ahora, no sabemos hasta qué punto fue destruida” la ciudad, dijo un funcionario de la AFP, con la condición de hablar bajo anonimato.
Estas ruinas situadas en la cuenca del rio Tigris parecen ser la última víctima de una campaña sistemática emprendida por los yihadistas para diezmar la rica herencia patrimonial de Irak.
“Estoy devastado. Pero era cosa de tiempo, ahora estamos esperando el video. Es triste”, dijo a la AFP Abdelamir Hamdani, un arqueólogo iraquí de la Universidad Stony Brook de Nueva York.
La destrucción de la ciudad fundada en el siglo XIII antes de nuestra era ocurre días después de la difusión por parte de los yihadistas de un video en el que se muestra la destrucción de varias esculturas preislámicas.
Una parte de los impresionantes frisos y estatuas colosales de toros alados con cabezas humanas de Nimrud fueron a parar a varios museos en diferentes países a lo largo del siglo XIX.
En 1988, el descubrimiento de 613 piezas de joyería, ornamentos y piedras preciosas encontradas en una tumba real fueron descritas como uno de los mayores hallazgos arqueológicos del siglo XX.
Destruir el patrimonio iraquí
“Su plan es destruir el patrimonio iraquí”, afirmó Hamdani, quien cree que es lógico pensar que el próximo blanco de los yihadistas será Hatra, un emplazamiento con dos mil años de antigüedad y que también está inscrito en el catálogo de la Unesco.
Hatra, que además está muy bien preservada, fue construida siguiendo influencias helénicas, romanas e incorporando también estilos orientales.
La directora de la Unesco, Irina Bokova, condenó con firmeza la destrucción del enclave de Nimrud.
“No podemos permanecer en silencio. La destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra”, afirmó la funcionaria, que además hizo un llamamiento “a todos los responsables políticos y religiosos de la región” para frenar este nuevo acto de barbarie.
El grupo yihadista EI justifica la destrucción argumentando que las estatuas pueden inducir a la idolatría. Sin embargo, para muchos expertos “los ídolos” que tanto critica el grupo no les impide venderlos a coleccionistas en el mercado negro.
Las estatuas imponentes, imposibles de transportar, son las que son destruidas, según los expertos.
La comunidad internacional condenó firmemente las destrucciones pero parece relegada a un rol de simple observador ya que no puede actuar en los territorios controlados por EI, lamentó el experto de la Unesco Stuart Gibson.
“En el pasado hemos presionado a la población local para que reconozca el valor inestimable de su patrimonio y la necesidad de protegerlo” , agregó Gibson, quien dijo que lamentablemente ahora la gente está agotada y aterrorizada.