El presidente colombiano, que el domingo inició una visita de Estado a España de tres días, no precisó la identidad de dichos militares.
De los cinco puntos establecidos al inicio de las negociaciones con las Farc en Cuba a finales de 2012, las partes alcanzaron acuerdos en cuestiones de desarrollo agrícola, de participación política de los guerrilleros y en acabar con el narcotráfico.
Quedan sin embargo abiertos los dos puntos más delicados: justicia y desarme.
“Lo que hemos acordado es que se va a discutir en forma simultánea el tema de las víctimas, el tema de la justicia transicional, que es el meollo del problema, y el tema del quinto punto que es el fin del conflicto propiamente dicho, lo que se denomina DDR: desarme, desmovilización y reintegración” de los guerrilleros en la vida civil, explicó Santos.
“El cese el fuego definitivo tiene que negociarse bajo unas reglas muy claras, es un tema complejo, la geografía colombiana y los antecedentes en Colombia no han sido los mejores en este tipo de discusiones”, agregó.
Por ese motivo “hemos decidido que sean los propios militares en ejercicio activo” quienes negocien ese punto en La Habana, aseguró Santos, asegurando haber mantenido a los militares informados de todo el proceso de paz “inclusive en la fase secreta”.
“Anteriormente se había creído que por definición las fuerzas armadas se van a oponer a cualquier proceso de paz y eso fue un error”, aseguró.
“Quién mejor que los propios combatientes, los militares, para que estén señalando el camino, para ver cuál es la mejor forma para negociar un cese el fuego?”, insistió.
Las Farc ya habían anunciado un cese de hostilidades unilateral en Navidad, que fue respetado, y se trata ahora de alcanzar un alto el fuego bilateral que ponga fin definitivamente a más de medio siglo de un conflicto que dejó 220 mil muertos y 5.3 millones de desplazados.