“El lenguaje violento y dedicación a la causa es tan fuerte como el que encontramos en algunos de los hombres”, ha dicho el experto en extremismo Ross Frenett, del Instituto para el Diálogo Estratégico, coautor del nuevo informe. “La preocupación es que cuando el EI pierda terreno, como todo el mundo espera que lo haga, estas mujeres pasarán del mundo doméstico en el que están ahora a uno más violento“, ha declarado a AFP.
Mucho se ha escrito acerca de las mujeres jóvenes que van a convertirse en ‘novias yihadistas‘, pero la narrativa dominante de la muchacha atraída por nuevas sensaciones tiende a arrinconar la importancia de su propia fe y convicciones.
Frenett y sus colegas investigadores han estado vigilando a cientos de mujeres en las redes sociales, pero se han centrado en el estudio de 12 mujeres de Austria, Gran Bretaña, Canadá, Francia y Holanda que están viviendo con el grupo en Irak y Siria. Algunas de ellas aplaudieron las decapitaciones sangrientas realizadas por los militantes -“me hubiera gustado hacerlo”, dijo una después del asesinato del periodista estadounidense Steven Sotloff-, maldicen a los gobiernos occidentales y lloran el sufrimiento de los musulmanes. “Mi mejor amiga es mi granada… Además, es estadounidense. Que Alá permita que mate a sus soldados ‘kanzeer’ (cerdo) con sus propias armas”, escribió otra.
Las mujeres también proporcionan consejos y ánimo a otras que piensan en unirse. “Reclutan activamente a las mujeres y les proporcionan asistencia y referencias para ir al territorio controlado por el EI”, dijo Frenett. “Y, además, animan a cometer atentados terroristas en sus países”.
– El ángulo ciego del género –
“Se ha dado un ángulo ciego por el género, que hace que las mujeres sean percibidas como víctimas más que como terroristas potenciales”, ha explicado a AFP Jayne Huckerby, profesora asociada de la Facultad de Derecho de la Universidad estadounidense de Duke, especialista en mujeres y extremismo. “Los políticos han ignorado y subestimado el terrorismo femenino, tanto los motivos para irse como los papeles que juegan ahí”.
Huckerby ha dicho que muchas mujeres se van a Siria e Irak desde países occidentales por las restricciones a la práctica de su fe, y por la aventura y la emoción de acercarse a una utopía islámica. Su papel más trascendente, además del de ser esposas y madres, es explicar al mundo exterior cómo es la vida cotidiana bajo el EI, combinar los mensaje violentos con sus fotos cocinando. “Son muy importantes para cambiar la imagen del Estado Islámico, de grupo terrorista a constructores de un Estado”, ha añadido Huckerby.
Sin embargo, también quieren combatir. Melanie Smith, del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR) en el King’s College de Londres, mantiene una base de datos de alrededor de 70 mujeres de Estado Islámico. Smith ha dicho que las mujeres británicas están incitando ataques al sugerir a las personas que no pudieron viajar a Irak y Siria que actúen en casa. “Se puede ver a las mujeres en internet frustradas por el hecho de que no pueden luchar y sugiriendo la una a la otra hacer otra cosa”, ha declarado al periódico The Observer.
A pesar de su pasión, muchas de las mujeres en la investigación de Frenett tenían dificultades para dejar atrás a sus familias, y ha dicho que esto podría ser la clave para mantenerlas en casa. “La barrera más grande para que ellas se vayan, tanto por lo emocional y los detalles prácticos, no es el Estado, es su propia familia”, ha contado, subrayando que las autoridades deben apoyar más a los padres. También ha abogado por procurar una vía de regreso a las mujeres que llegan a Irak y Siria y se desilusionan, lo que suele ocurrir cuando sus maridos mueren luchando. “Es necesario que haya un camino disponible para ellas”, ha dicho.