Densidad

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La bicicleta  requiere de capacidad física y tiene un límite de edad de no más de 35 años, lo mismo con el tren de superficie, pues   tenemos una Ciudad extensa a escala metropolitana, en que el transporte masivo está disminuido por  la baja densidad poblacional existente.

Lamentablemente,  desde 1985 hemos perdido casi medio siglo y una generación, en la aplicación de políticas urbanas de Estado y solo proyectos privados se han realizado. Esto ha traído como consecuencia no solo una anarquía en el desarrollo urbano, y digo desarrollo, y no crecimiento, de la tierra urbana, así como el comportamiento de la burocracia a partir de estas políticas excluyentes.

Se destruyeron las entidades responsables de planificar y desarrollar las políticas urbanas de Estado, en especial  las sociales. Desde la cabeza que es Segeplan, hasta las unidades municipales de planificación cuyos  estudios quedaron en el escritorio o en el archivo. Así pues, poco se ha realizado para poner en marcha un plan de densificación ordenada, ligado a los sistemas de transporte adecuados como trenes  urbanos, metros elevados  o subterráneos y buses integrados y el peatón. Se olvidó que  una densidad de 500 habitantes por hectárea podría haber tenido estos sistemas, en donde las velocidades serían de 60 km/h para el metro, 40 km/h  para automóvil y 60 km/h para bus.  Esto  es lo que se había  proyectado para una población de cuatro  millones de habitantes por hectárea;  sin embargo,  lo que tenemos es una ciudad  extensa a escala metropolitana y  “chata”, como se dice.

Pero antes de poder aplicar estas políticas urbanas, habría que resolver esos grandes problemas políticos y  sociales causados por este sistema que ha limitado el desarrollo desde  la década  de 1990 en Latinoamérica, y que según M. Aguinis de Argentina explica:  “Marx… no alcanzó a visualizar otro grupo de individuos provenientes de diversos sectores, con historiales variopintos, enlazados por comunes intereses económicos, una singular hipocresía ética, largas uñas para apoderarse de los aparatos burocráticos y convertir el Estado en un instrumento de sus ambiciones. Para ser claro, opto por llamarla la clase social de los delincuentes”.

Al final, quebraron al Estado.

ESCRITO POR:

Alfonso Yurrita Cuesta

Arquitecto con estudios de urbanismo en Land Reform Training Institute, Taiwán / Lincoln Institute of Land Policy, Inc., EE. UU. Director de la Unidad Planificación Urbana Municipalidad de Guatemala. Desarrolló el Plan Regulador de Antigua Guatemala.