“Mi prioridad es que Guatemala juegue con su público las eliminatorias. Si las restricciones se mantienen tenemos como ‘plan B’ jugar en Estados Unidos”, explicó ayer Jiménez, en una entrevista vía telefónica.
Jiménez también reprobó la actitud de las autoridades que intervienen en el manejo y el cuidado del estadio Mateo Flores, en este caso la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG), porque, “no se ponen de acuerdo en los arreglos”, que en julio del año pasado realizó la Conred, cuando redujo el aforo de 21 mil a cuatro mil 72 asistentes.
“El presidente de la Fedefutbol está preocupado porque no se ponen de acuerdo las autoridades en los arreglos, —ellos— se tiran la chibolita y ha sido el principal factor que no se amplíe el aforo”, dijo.
Pese a que Jiménez recordó que el estadio Cementos Progreso tiene la certificación para jugar partidos de la Fifa, lo descartó para programar los duelos de eliminatoria, así como los escenarios en los departamentos, como el Carlos Salazar hijo, en Mazatenango o el Israel Barrios, de Coatepeque.
LA PROBLEMÁTICA
Después de 17 años de la muerte de 83 aficionados en el Mateo Flores, por una avalancha humana, la Conred tomó cartas en el asunto en el 2013, cuando en junio de ese año realizó una evaluación técnica.
La vulnerabilidad estructural del estadio obligaron a realizar cuatro mejoras para devolver el aforo acostumbrado: cambio de rampas inferiores por graderíos, ampliación de pasillo existentes —pasaron de 1.60 a 4 metros de ancho—, agregaron siete salidas de emergencia —ahora hay 19, de los graderíos al campo, 10 al exterior y solo una mayor del campo al exterior— y eliminaron las persianas metálicas de las puertas.
Hasta el momento el trabajo avanza a paso lento, se ha realizado la ampliación en los pasillos con sus pasamanos en la localidad de preferencia.
Se intentó obtener información de Sergio Godoy, subgerente de infraestructura de la CDAG, y de Dennis Alonzo, presidente del mismo ente, pero no respondieron las constantes llamadas a sus celulares.