¡Todos diferentes!
también tiene experiencia en que esa paz en donde existe un jefe “que todo lo manda y controla”, no es más que un polvorín, aunque se “respire tranquilidad”.
Todos somos distintos, tenemos diferentes gustos, creencias, fe y hasta forma de ver el futuro; esas diferencias son las que marcan a las grandes sociedades.
La vida en comunidad siempre es compleja, pero esa complejidad radica en nuestras diferencias. Si en una familia, con los mismos padres, las mismas escuelas o colegios y hasta los mismos amigos no hay dos hermanos iguales ¿cómo no vamos a ser tan diferentes?
Nosotros, los guatemaltecos, de plano, sin lugar a dudas, queremos paz, pero la queremos como por arte de magia, que aparezca de la nada, que quienes matan dejen de matar, que quienes roban, dejen de robar, que quienes son corruptos, dejen de serlo, y esto jamás pasará así.
Hoy es un buen momento para preguntarnos, en conciencia: ¿Respeto a quien no piensa como yo? ¿Respeto a quien no se comporta como yo? ¿Cuál es mi límite para respetar al otro? La respuesta es personal, dejemos a un lado a quienes lanzan veneno por donde pasan, de plano en estas fechas hasta ellos deben estar deseando paz. Construyamos un futuro en un país dolido por la violencia. Muchas familias hoy no tendrán un momento tierno y lindo, sino que esta intranquilidad con la que habitamos les robó su paz, y ese sentimiento merece solidaridad, pero más que ser solidarios hay que forjar nuevas realidades para las nuevas generaciones, o estarán ellas condenadas al luto y la impotencia.
Hoy los niños cantan para un futuro mejor, y ese futuro en paz es carga para todos. Que se sienten en una misma mesa el judío, el musulmán y el cristiano, que disfruten el liberal, el comunista y el socialdemócrata, que los rojos, cremas y chivos puedan todos disfrutar de un mismo momento, reír sin complejos y, sobre todo, saberse respetados.
Hoy es Noche de Paz, es cierto, pero el compromiso es para que las otras 364 también lo sean. Cada quien tiene su religión, pero desde esta esquina lo único que puedo desearle es que el Niño Dios nazca en su corazón y así pueda usted ser portador de paz.