“La iniciativa surgió del grupo de amigos al que nombramos Colores porque quisimos llenar de colores la vida de estos pequeños y motivarlos a que sigan estudiando”, explicó Miranda.
Durante la actividad, en la Casa Ibargüen, zona 1, los infantes jugaron, quebraron piñatas, comieron pizza y recibieron una bolsa de útiles para que continúen sus estudios el próximo año.
María José, de 10 años, quien iba con su hermana Dulce Noemí, 2, y se dedica a vender golosinas, dijo que se siente muy contenta porque son pocas las personas que en algún momento les comparten algo.
Geovanny, 6, quien se dedica a lustrar zapatos, se mostró “muy feliz” por todas las cosas que les entregaron.
Todo lo brindado a los niños fue donado por los integrantes del grupo de amigos.