El análisis, que fue realizado con el apoyo técnico del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), señala que más de la mitad de las familias hace tres tiempos de comida, sin embargo un tercio limita su alimentación a dos veces al día, por falta de recursos económicos.
“Muchas familias no cenan debido a la falta de dinero, justificando la ausencia de ese tiempo de comida por la costumbre de no hacerlo”, cita el informe.
Según el estudio presentado este viernes por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), existen familias que sólo comen una vez al día y por factores socioculturales, rechazan otro tipo de alimento que no sea el maíz.
“No preparo comida porque los niños no comen lo que uno prepara y ésta se echa a perder“, comenta una mujer en una de las entrevistas consignadas en el estudio.
En el extremo, el análisis técnico señala que aunque se tenga acceso a otro tipo de alimentos, como leche, queso y huevos, las familias entrevistadas prefieren vender estos productos y con el dinero adquirir maíz, frijol o comida chatarra como gaseosas o golosinas.
Gaseosas, ricitos y otras tentaciones
El análisis de Sesan destaca que aunque existen programas de asistencia y se suministre otro tipo de alimentación, factores socioculturales hacen que las familias guatemaltecas rechacen otras prácticas y métodos alimenticios y recurran siempre a sus alimentos tradicionales y peor aún, la comida chatarra sin ningún valor nutricional.
“La situación es que las familias que tienen niños pequeños están acostumbradas a solo recibir, pero aun así, los beneficios y las vitaminas que reciben no se las dan a los niños, sino que las tiran. Por ejemplo, el atol que reciben se lo dan al cerdo, el animal se engorda. Y cuando venden las cosas, ¿Qué es lo primero que compran? Gaseosas, ricitos y pan. Eso es lo que hacen en lugar de preparar atol”, consigna un técnico en el informe final del estudio.
La mayoría de las 96 familias que participaron en el estudio dijo conocer los beneficios de las verduras y frutas y el perjudicial consumo de gaseosas y frituras, sin embargo lo segundo es más consumido por su “fácil acceso y bajo costo”.
En cuanto a la carne, la consciencia sobre los nutrientes y su importancia en la alimentación, es rechazada por sus altos costos.