Los patojos
“El verano pasado tuve la oportunidad de pasar unos días en el proyecto Los Patojos y quedé admirada de la labor que está haciendo Juan Pablo Romero y su equipo de trabajo por los niños y jóvenes de Jocotenango. Llegué muy ilusionada y con mucha curiosidad. No es lo mismo leer artículos y ver fotos online a estar ahí y ser parte de la actividad diaria. Desde la primera tarde sentí que estaba pisando un lugar especial, mágico.
Un lugar donde los adultos y niños respiran, transpiran e inspiran amor genuino, respeto y dignidad para todos. A los cinco minutos, ya tenía a tres niños dándome la bienvenida, abrazándome calurosamente e invitándome a celebrar y disfrutar con ellos una tarde de break-dancing. El baile y otras formas de expresión artística son pilares y herramientas pedagógicas de la metodología patojiana que sirven para transformar y empoderar las vidas de todas las decenas de niños y jóvenes que asisten al proyecto.
Todos los días, a la una de la tarde, llegan los patojos y lo primero que hacen —como un ejército de hormigas sincronizado— es convertir un pequeño patio, en comedor, donde alegremente comen con gusto el almuerzo nutritivo del día que ha sido preparando con esmero por las maestras. Después con la misma agilidad recogen todo, limpian y organizan el mismo patio hasta que este queda convertido en un espacio libre, donde un grupo de patojos hacen ejercicios y otros practican actos de malabarismo. En los otros diminutos salones —donde no hay escritorios ni sillas— hay clases de lectura y escritura, dibujo, poesía, inglés, tecnología y teatro.
En todos estos espacios los patojos son los protagonistas y dueños de su educación. Los maestros son moderadores que basándose en el método de la pregunta y el diálogo genera en los patojos el pensamiento crítico y creativo. Lo más impresionante del proyecto es que ha logrado generar en los niños y jóvenes un sentido de pertenencia, de comunidad. El proyecto Los Patojos es para Guatemala y otros países un ejemplo de que sí se pueden crear espacios alternativos de educación donde todos los niños y jóvenes son aceptados, valorados y visibilizados. Ser pobre no es un delito, si a los niños y jóvenes se les da la oportunidad de obtener una educación transformadora, ellos la aprovecharán con éxito, esa es la magia de Los Patojos”.
samreygo@yahoo.com