Explicó que era un enrolador móvil que tomaba huellas digitales y consignaba datos, como el grado académico, la ocupación y el teléfono.
“No tenía la facultad de hacer una inscripción. Nunca inscribí a un niño”, aclaró.
Otros dos extrabajadores del Renap también rindieron declaración, en audiencia a puerta cerrada.
Uno de los abogados defensores afirmó que entre los señalados por el Ministerio Público hubo uno que sí admitió que se le propuso “un negocio” para hacerse pasar por el “esposo” de una mujer que pretendía obtener visa.