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Qué efectos económicos tienen los permisos de 6 meses que Suecia concede a los trabajadores para que funden sus propios negocios

Jana Cagin nunca había pensado en dirigir su propia compañía hasta a que ella y a su novio "se les encendió la bombilla" mientras compraban un nuevo sofá en Ikea, en un barrio a las afueras de Estocolmo.

Suecia se ha labrado una imagen de sociedad innovadora y de empresas creativas. (Foto Prensa Libre: Alamy Stock Photo)

Suecia se ha labrado una imagen de sociedad innovadora y de empresas creativas. (Foto Prensa Libre: Alamy Stock Photo)

Sintieron que la variedad de patas para muebles disponible era demasiado limitada.

Después de buscar sin éxito en internet lo que necesitaban, decidieron desarrollar su propia marca de piezas de repuesto para mobiliario.

Querían que los compradores pudieran personalizar sus muebles.

“Nos gustó la idea y nos emocionamos con ella”, explica ella.

La pareja fundó la empresa en su tiempo libre.

Pero según Cagin las cosas realmente empezaron a despegar cuando se tomó una excedencia de su trabajo como psicóloga.

“Empezamos a buscar proveedores, obtuvimos mucha atención de la prensa, comenzamos a diseñar la página web”, explica.

La compañía también fue aceptada en un programa de aceleración para startups, que ofrecía asesoramiento y talleres.

“Si hubiera tenido que trabajar durante ese tiempo, no habría podido incorporarme al programa, que realmente nos ayudó a creer en nuestra idea”.

Además, saber que podía volver a su antiguo empleo si las cosas no salían bien, suavizó parte del riesgo financiero, especialmente porque su pareja era freelance de la industria creativa.

“Nunca me había visto a mí misma como un empresaria, por lo que creo que tener ese tipo de seguridad y algo con lo qué contar jugó un papel muy importante”.

Cagin nunca regresó a su antiguo trabajo.

Seis años después de ese “momento de inspiración”, que le llegó cuando tenía apenas 31 años, el negocio online de la pareja opera en 30 países y tiene seis empleados a tiempo completo.

Un derecho consagrado

Aunque es cierto que no todas las nuevas empresas tienen éxito, la experiencia de Cagin de dejar su empleo fijo está lejos de ser única en Suecia.

Durante las últimas dos décadas, los trabajadores a tiempo completo con empleos permanentes han tenido derecho a solicitar una licencia de seis meses para iniciar una empresa (aunque también puede solicitarse para estudiar o cuidar a un familiar).

Los jefes solo pueden denegarla si hay razones operativas cruciales que no pueden gestionar sin uno de sus miembros del personal, o si el nuevo negocio supone una competencia directa.

Se espera que cuando los empleados regresen a la compañía puedan ocupar el mismo puesto que dejaron vacante antes del permiso.

“Por lo que sé, este es el único país que ofrece un derecho legalmente consagrado a ausentarse del trabajo para iniciar una empresa”, explica Claire Ingram Bogusz, investigadora postdoctoral en emprendimiento y sistemas de información de la Escuela de Economía de Estocolmo.

“Es muy común, especialmente entre los empresarios altamente calificados que crean empresas de alta tecnología”, añade.

Max Friberg, de 31 años es uno de ellos. Dirige una plataforma de software.

Decidió tomarse una excedencia de una firma de consultoría global en lugar de renunciar a su trabajo.

Y eso a pesar de que había estado trabajando en el nuevo proyecto en su tiempo libre durante más de un año y estaba seguro que su idea despegaría.

Para él, perder la ventaja competitiva y el “estatus social” para el que había trabajado durante años era tan preocupante como la inseguridad financiera.

La posibilidad de conseguir una licencia no remunerada alivió en gran medida algunas de esas preocupaciones.

“Mi trabajo era fantástico. Trabajé muy duro durante mis años de carrera en la universidad para conseguirlo”, explica.

Cuando se planteó dejarlo, dice, se preguntaba “¿Estoy haciendo algo loco? Pero sentir que podía volver me quitó en parte el miedo”.

¿El secreto de la innovación?

Suecia, con una población de solo 10 millones de personas, se ha ganado la reputación de ser uno de los países más innovadores de Europa en los últimos años.

Las razones más citadas son el rápido crecimiento del número de startups, la sólida infraestructura digital, la cultura de colaboración y un seguro de desempleo privado asequible, que proporciona una red de seguridad social más amplia que en muchos países.

Medir con exactitud cuánto ha contribuido a esto el derecho a una excedencia es complicado.

Aunque la tendencia, particularmente en la escena tecnológica, ha sido analizada por académicos, sindicatos y empleadores por igual, no hay bases de datos nacionales que desglosen la cantidad de personas registradas que tomaron un permiso para ausentarse de sus trabajos con el objetivo de montar una empresa.

Pero lo que si confirman las cifras es que la creciente demanda de todo tipo de licencias (incluido el permiso pagado por nacimiento de un hijo) coincide con un número creciente de suecos que crean sus propias empresas.

En 2017, se registraron 175.000 personas con edades comprendidas entre los 25 a 54 años en excedencia, en comparación con las 163.000 de 2007, según el sistema de estadísticas de Suecia.

Bolagsverket, la oficina de registro para las empresas suecas, dice que en 2017 había 48.542 sociedades limitadas registradas, frente a las 27.994 de 2007.

Entonces, ¿qué puede aprender el resto del mundo del sistema de permisos sin sueldo de Suecia?

Según Claire Ingram Bogusz, la tendencia de tomar una licencia para iniciar un negocio debe mirarse en el contexto de las estrictas leyes laborales del país nórdico.

Tradicionalmente, es más difícil despedir trabajadores que en muchos países.

La experta argumenta que este factor podría alentar a algunos empleados a permanecer en su puesto.

“Las personas no renuncian fácilmente a un trabajo [permanente] una vez que lo tienen”, dice ella.

“Es como ser dueño de una casa o un apartamento. Una vez que eres el propietario, no lo abandonas fácilmente”.

Promover la movilidad

Samuel Engblom, jefe de política de la Confederación Sueca de Empleados Profesionales, explica que el gobierno, los sindicatos y los empleadores en Suecia han apoyado el derecho a tomarse un descanso como “una forma de promover la movilidad en el mercado laboral”.

“La mayoría de los empleados dudan en dejar un trabajo que consideran seguro para algo tan inseguro como iniciar un negocio”, dice.

Ting Xu, profesor asistente en la Universidad de Virginia, cuyo trabajo se centra en las finanzas empresariales, argumenta que fomentar el derecho a una excedencia no remunerada podría desempeñar un papel crucial a la hora de fomentar el espíritu empresarial, incluso en países con mercados laborales mucho más flexibles.

Citó un estudio realizado en 2016 por Aversion Failure Change in Europe (FACE) Entrepreneurship, un proyecto europeo diseñado para ayudar a los futuros empresarios tecnológicos a romper las barreras generadas por el miedo al fracaso.

Encontró que aunque el riesgo financiero era la principal preocupación, el riesgo de perder sus carreras profesionales le seguía muy de cerca.

Un factor ignorado

“El temor de perder una carrera profesional estable si se fracasa frena a muchas personas”, argumenta.

“Muchos países subvencionan el financiamiento a emprendedores. Sin embargo, reducir el riesgo de perder la carrera profesional puede ser igual de importante, y a menudo es un factor ignorado por los políticos”.

Aunque su propia investigación se centra en la licencia por el nacimiento de un hijo, en lugar de la excedencia, proporciona datos empíricos raros para respaldar esta idea.

¿Hay algún lado negativo?

Algunos sostienen que fuera de Suecia podría ser más difícil implantar este sistema.

Los trabajadores que quieran regresen a sus roles anteriores podrían sufrir discriminación cuando se trata de perspectivas laborales o salariales. Sin embargo, en Suecia, este tipo de prejuicio va contra la ley.

“Que alguien se haya marchado, haya intentado algo nuevo, haya tenido esa oportunidad y regrese, no se ve de manera negativa”, explica Ingram Bogusz.

Ella cree que el arraigado enfoque sueco de equilibrar el trabajo con la vida privada es un “factor determinante”, que podría no ser tan relevante en otros lugares.

Jessica Petterson se encuentra entre las que actualmente aprovechan al máximo este enfoque.

La joven de 30 años está a punto de acabar su excedencia durante la que lanzó un asistente virtual para organizaciones benéficas.

Ha decidido regresar a su trabajo permanente en una organización sin ánimo de lucro, y continuar con su espíritu emprendedor, pero más lentamente.

“No gano lo suficiente con mi empresa para mantenerme, y quiero comprar un apartamento. Por eso necesito volver a mi antiguo trabajo, para obtener un salario estable cada mes”, explica.

“[Mis jefes] están realmente contentos con mi regreso. Me han dado proyectos distintos en los que trabajar para que no me sienta tan “atascada” como antes”.

Sin embargo, Samuel Engblom, de la Confederación Sueca para Empleados Profesionales, señala “para las empresas, [una excedencia] significa perder a un trabajador que conoce su labor”.

“Es en las áreas en las que hay una falta de trabajadores cualificados donde esto puede ser un problema”, dice.

Sugiere que estos desafíos podrían ser graves en países con economías menos estables que la de Suecia.

¿Y en el futuro?

Por supuesto, tanto las ventajas como los desafíos de solicitar una excedencia solo son relevantes cuando el trabajador tiene un puesto estable.

Y aunque la mayoría de los suecos lo tienen, en los últimos años el mercado laboral ha empezado a inclinarse hacia el empleo temporal, lo que ha afectado, sobre todo, a los trabajadores más jóvenes.

En 2017, casi el 50% de los jóvenes de entre 16 y 24 años y el 18% de los de entre los de 25 y 34 años trabajaban temporalmente, frente al 44% y el 14% que lo hacía en 2009, respectivamente.

“Como muchos otros países del mundo, Suecia se enfrenta a este problema. Hay una polarización entre quienes tienen un empleo permanente y quienes no”, dice Ingram Bogarz.

“Las excedencias no influyen para nada en los trabajadores y profesionales independientes y eso crea una distancia adicional”.

Los legisladores suecos están siguiendo de cerca la tendencia.

Recientemente se solicitó a un comité gubernamental que investigue cómo se podría brindar más seguridad a este tipo de trabajadores.

Mientras tanto, no parece que el derecho a la licencia no remunerada para el los trabajadores con empleos permanente vaya ser revocada.

Incluso varios sindicatos han llegado a acuerdos colectivos con empresas que amplían las excedencias hasta 12 meses, en lugar del requisito estándar de seis meses.

Lo que es vital que recuerden todos los emprendedores suecos es, según Ingram Bogarz, que con o sin licencia sin sueldo, comenzar un negocio sigue siendo una actividad arriesgada.

“Pero una excedencia significa que puedes tener lo mejor de ambos mundos: la seguridad de un trabajo que no va a ninguna parte y el tiempo libre para buscar lo que es importante para ti”.

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