Andersson, apreciado por los cinéfilos, agradeció al recibir el codiciado premio al cine italiano y al gran maestro del neorrealismo Vittorio De Sica, por la herencia que ha dejado al cine mundial.
“Esa escena, cuando va a empeñar la bicicleta en Ladrones de Bicicletas (1948) y descubre tantos pobres como él, que inclusive dejan su propia bicicleta,… esa única escena vale por todas. Una escena llena de humanidad, empatía”, dijo.
“Un filme debería ser todo ello”, subrayó.
El León de Plata a la mejor dirección lo obtuvo el ruso Andrei Konchalovski por su filme The Postman White Nights, ambientado en una región remota de la ex Unión Soviética, un retrato poético de la Rusia de hoy en día a través de un cartero.
Konchalovski, hermano del director y actor ruso Nikita Mijalkov y coguionista de Tarkovski, quien ha participado con sus filmes varias veces en el festival de Venecia, filmó a los habitantes reales en sus sencillas casas, en una especie de homenaje cariñoso a una generación destinada a desaparecer, sumida en las nuevas tecnologías.
El horror del genocidio de los años 60 en Indonesia narrado en un espeluznante documental por el estadounidense Joshua Oppenheimer, un documento que pone cara a cara a asesinos y sobrevivientes, víctimas y verdugos, obtuvo el Gran Premio del Jurado.
El actor estadounidense Adam Driver, de la serie de HBO Girls, ganó el premio al mejor actor por su actuación en la película del italiano Saverio Costanzo, Hungry Hearts (Corazones Hambrientos), junto con la actriz italiana Alba Rohrwacher, quien se alzó con la Copa Volpi por su actuación en el mismo filme.
El largometraje del mexicano Alejandro González Iñárritu, Birdman, que figuraba entre los grandes favoritos de la crítica y el público, no obtuvo ningún galardón.