También han establecido controles móviles en carretera para revisar los documentos de pasajeros de autobuses interestatales.
Periodistas de que siguieron el tren una noche esta semana desde que salió del estado de Chiapas y hasta que ingresó en el vecino estado de Oaxaca notaron la disminución, con apenas unas decenas de migrantes, mayormente hombres adultos, sobre los retumbantes vagones del tren, en lugar de cientos de hombres, mujeres y niños que viajaban en La Bestia hace no mucho tiempo.
Los hombres dijeron que fueron los únicos que pudieron evadir la captura. Sólo había dos mujeres en el tren, y ningún niño.
“Detuvieron a casi todo (el mundo)”, dijo Jorge Ruiz Williams, un migrante hondureño de 20 años que evitó ser detenido y viajaba en el tren el martes por la noche. “Lo que pasa es que nosotros somos más jóvenes, ágiles“.
Cuando llegan las autoridades, los migrantes que alguna vez circularon abiertamente en albergues y abordaban los vagones, se ven obligados a esconderse en las áreas arboladas, donde los delincuentes los acechan.
Algunos de los centroamericanos dijeron que en lugar de tratar de cruzar a Estados Unidos ahora se quedarán y buscarán trabajo en México.
Al parecer muchas familias han decidido no intentar el viaje a través de México ante las noticias llegadas a sus comunidades sobre las redadas y puntos de revisión, además de los mayores esfuerzos en Estados Unidos y entre los gobiernos centroamericanos, dijo Carlos Solís, director de un albergue en Arriaga, Chiapas.
Solís dijo que la ciudad, anteriormente llena de bulliciosos migrantes en espera de abordar el tren, se vació casi de la noche a la mañana.
“La voz se corre, una persona le dice a la otra”, dijo Solís.
También persiguen a los coyotes, de manera que eso ha aumentado el costo del viaje y los hace moverse en zonas menos visibles, agregó Solís, refiriéndose a los traficantes a quienes los migrantes pagan para que los ayuden a cruzar la frontera con Estados Unidos.
Funcionarios estadounidenses y mexicanos dicen que han notado la misma reducción a lo largo de toda la ruta.
Las redadas siguieron al pedido de ayuda que hizo Estados Unidos a México, así como a Guatemala, Honduras y El Salvador.
El 7 de agosto el Departamento de Seguridad Nacional mostró información que indicaba que la cifra de arrestos en el frontera suroeste de Estados Unidos de niños que viajan solos y con uno de sus padres fue aproximadamente 13 mil en julio, la mitad frente de la de junio.
El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dijo que la tendencia parecía haber continuado durante la primera semana de agosto, y el presidente Barack Obama señaló el jueves que las cifras de todo el mes mostrarán una mayor disminución.
“Estamos viendo una tendencia a la baja significativa en la cantidad de niños solos (que tratan de cruzar la frontera)“, dijo Obama en una conferencia de prensa.
Violencia los aleja
Es una enorme diferencia en comparación con la ola de migrantes que hubo en Estados Unidos a principios de este año, provocado por un aumento en la violencia en varios países centroamericanos y por noticias de que mujeres y niños que lograron ingresar a Estados Unidos recibieron permiso de quedarse con familiares o amigos, con la obligación de asistir a audiencias de inmigración, debido a que estaban llenos los albergues familiares.
De octubre a julio, aproximadamente 63 mil niños solos fueron detenidos después de ingresar a Estados Unidos sin autorización, el doble de la cifra del mismo período un año antes. Otras 63 mil familias —madres o padres con hijos menores de edad— fueron detenidas durante ese período.
El coordinador Guadalupe Villegas García dijo el jueves que ya no hay niños centroamericanos en el albergue del gobierno en Reynosa, al otro lado de la frontera de McAllen, Texas. Durante la ola de migrantes, en cualquier momento dado en el albergue había unos 15 niños centroamericanos detenidos o rescatados por las autoridades mexicanas antes de cruzar el Río Bravo.
Las autoridades dicen que los niños son detenidos mucho antes de llegar a la frontera.
“Hay muy pocos extranjeros”, dijo Carlos Jiménez, portavoz de la entidad mexicana encargada del bienestar infantil en Reynosa. “Hemos recibido tres o cuatro niños” en agosto.
Omar Zamora, portavoz de la Patrulla Fronteriza en el Valle del Río Grande, por donde han entrado la mayoría de los menores centroamericanos, dijo el jueves que esa agencia tomó la custodia de entre 30 y 40 menores diarios en semanas recientes. Eso es una baja en comparación con la cota máxima de 300 o más diarios detenidos a principios del verano.
No está claro cuánto tiempo México pueda o esté dispuesto a mantener una operación de tal magnitud. Sellar la notoriamente porosa frontera con Guatemala no es físicamente posible ni políticamente aceptable, y operaciones más tierra adentro ya provocan críticas porque son similares a las que realiza desde hace mucho tiempo la Patrulla Fronteriza con los migrantes mexicanos más al norte. Pero por ahora el esfuerzo no da señales de perder fuerza.
Williams, el migrante hondureño, dijo que decenas de policías federales y agentes de migración mexicanos abordaron La Bestia esta semana en una parada no programada en una zona remota, y sacaron a todos los migrantes, excepto un puñado que logró escapar. Para no ser detenido, Williams tuvo que correr por los vagones y bajar de prisa una escalera de acero, lesionándose una mano, antes de volver a subir cuando el peligro había pasado.
Pandillas, otro problema
Las pandillas de delincuentes que solían aprovecharse de los migrantes en el tren, amenazándolos con lanzarlos a tierra a menos que cooperaran, se esconden ahora en las zonas boscosas cerca de los puntos de control en las carreteras, donde agentes de migración registran los autobuses, dijo Aliver León López, de 29 años, originario de El Salvador.
Una banda de ladrones lo hirió de bala en el cuello porque trató de ocultarles el dinero que llevaba encima.
“Antes de cada punto de control uno tiene que bajarse del tren y caminar por los bosques“, dijo León López, quien todavía tiene una venda en el cuello. “Ellos (los delincuentes) tienen ubicados los puntos donde los migrantes bajan para caminar”.
Enfrentados con obstáculos casi insalvables para llegar a Estados Unidos, León López y otros dicen que se dan por vencidos, al menos por ahora.
López planea solicitar una visa humanitaria disponible en México para los que han sido víctimas de delitos. Otros migrantes hablaron de conseguir empleo en México en vez de en Estados Unidos.
“Antes uno podía pasar con más facilidad”, dijo Abner Ramírez, de 30 años y recolector de café de Coatepeque, Guatemala, quien estaba durmiendo junto a las vías del ferrocarril en Chahuites antes de escapar de un operativo en el tren el fin de semana.
“Si puedo conseguir un trabajo estable, me quedo…para enviar dinero a casa”, dijo.
Juan Antonio Salmerón, de 48 años y trabajador de la construcción de La Unión, El Salvador, dijo que quiere trabajar en el norteño estado mexicano de Sinaloa, recogiendo frutas o vegetales. “Allí se puede ganar dinero”, dijo Salmerón.