Cuando pareciera que a estas alturas se debería saber todo sobre Hillary Clinton, los amoríos del presidente Bill Clinton y el vestido azul de Mónica Lewinsky, aparecen nuevos libros sobre esta pareja que a pesar de llevar casi 40 años en política sigue fascinando a los estadounidenses y levantando pasiones y odios en partes iguales.
El libro Blood Feud: The Clintons vs the Obamas (Feudo de sangre: los Clinton contra los Obama), de Edward Klein, ha conseguido desbancar de la lista de libros más vendidos del New York Times a Hard Choices (Decisiones difíciles), las memorias de Hillary Clinton sobre sus cuatro años como secretaria de Estado, publicadas en junio.
Klein asegura que los Clinton y los Obama se odian y que las dos parejas más poderosas de Estados Unidos tienen celos una de la otra. A Michelle y su amiga Valerie Jarrett, consejera del presidente, les encanta, según Klein, criticar a la ex primera dama, e incluso le han puesto un mote: Hildebeest, juego de palabras entre Hillary y wildebeest, que significa ñu, el antílope africano.
La prensa seria ha destrozado Feudo de sangre. The New York Times considera el libro de Klein como “un recuento no autorizado y con escasas fuentes, lleno de pasajes inverosímiles, incluido un altercado físico entre Hillary Clinton y el presidente Obama”.
“No me invento las cosas”, se defiende de las críticas Klein, autor de otros libros superventas como The Amateur (El aficionado), sobre Obama, y The truth about Hillary (La verdad sobre Hillary), que vendió 200 mil copias. Klein asegura que su texto está basado en fuentes fiables que conocen bien a los Clinton.
Nick Merril, portavoz de Hillary, ha propuesto que alguien ponga a “Klein en un polígrafo y deje que la aguja sea la que hable en su nombre”.
Por otro lado, en Clinton, Inc: The Audacious Rebuilding of a Political Machine (Clinton, S.A: La audaz reconstrucción de una maquinaria política), el periodista Daniel Harper cuenta que Mónica Lewinsky rechazó la oferta de hacer un anuncio de crema para café, después de que se supo que se manchó su vestido azul con semen del presidente. También revela la carta que la periodista Barbara Walters envió a la famosa becaria para conseguir entrevistarla en exclusiva.
Halper, periodista de la revista conservadora Weekly Standard, dice que cuando estaba en la universidad, Hillary fumaba mucha marihuana, y asegura que la relación de Bill Clinton con Lewinsky amenazó la seguridad nacional cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu intentó chantajearlo con revelar el contenido de las cintas de sus conversaciones telefónicas con la becaria.
También se publicó que en 1999, un año después del escándalo de Lewinsky, Hillary le dijo a la periodista Lucinda Franks que la madre de Bill Clinton abusó de él y que esto condujo a su adicción al sexo, según cuenta la comunicadora en su libro de memorias titulado Timeless: Love, Morgenthau and me (Eterno: amor, Morgenthau y yo). Franks había entrevistado a la entonces primera dama, pero cuando publicó la entrevista en la revista Talk no relató los abusos y se limitó a explicar la dura niñez que había vivido Bill Clinton. La periodista señala en sus memorias que Hillary nunca especificó a qué tipo de abusos se refería.
Mientras los supuestos trapos sucios de los Clinton se airean en las librerías, la ex secretaria de Estado dice que todavía no ha tomado una decisión sobre si se presentará como candidata a la Presidencia en las elecciones del 2016.
“El trabajo de presidente es cada vez más difícil. Tengo que decidir si esto es lo que quiero hacer a estas alturas de mi vida. Es una decisión personal”, dijo en una entrevista reciente a la cadena de televisión estadounidense PBS.
Según afirmó, tomará la decisión después de que nazca su primer nieto. Chelsea Clinton y su esposo, Marc Mezvinsky, esperan su primer hijo para este otoño —boreal—.