“Todavía queda mucho trabajo: exploración robótica en Marte, establecer ahí un laboratorio, construir invernaderos… Sin embargo, hay un problema que es importante recordar: la protección de los planetas”, explica la experta en búsqueda de condiciones de vida en el universo, uno de los principales objetivos de la Astronomía actual.
No se sabe lo que pueda haber en Marte, el tipo de microorganismos que puedan vivir allí. Si se transportan microorganismo de un planeta a otro pueden mezclarse y formar híbridos que afecten todo el ecosistema. Para evitar estos riesgos, se esterilizan todos los instrumentos. El problema es que eso no se puede hacer con los astronautas.
“Si encontrásemos microorganismos en Marte podrían provenir de los propios astronautas, no ser de origen marciano. O por el contrario: ¿cómo podemos prevenir que un astronauta no se infecte con estos hipotéticos microorganismos marcianos? Este tema todavía no se ha resuelto”, comenta Horneck.
Del hallazgo del explorador Curiosity, de indicios de un lago que pudo albergar vida microbiana en Marte, Horneck comenta que este descubrimiento es interesante porque la época en la que pudo existir este lago, calculada en unos 3.600 millones de años, es la misma en la que surgió la vida en la Tierra, es decir, que el surgimiento de la vida en la Tierra hubiera coincidido con el surgimiento de la vida en Marte.
“De todos modos la Nasa siempre exagera mucho los alcances de sus investigaciones que después resultan no ser tan importantes. Por esta razón prefiero se precavida” dice la astrobióloga.
Los descubrimientos en el conocimiento de Marte son relevantes y se sigue avanzando. Europa también irá a Marte en 2018 con la nave Exomars, excavará dos metros por debajo de la superficie y hará muchos análisis. Todo esto demuestra que buscar vida en el cuarto planeta del Sistema Solar es uno de los objetivos prioritarios de la investigación espacial actual.