Un brindis bohemio
y hacen de su brindis una lírica sobre la madre, la patria y el amor.
Eso trae a mi mente pensar en cuantas personas la noche de año nuevo alzarán su copa para brindar bohemiamente por tener una Guatemala mejor, donde no haya violencia, y que todos tengamos la oportunidad de caminar en las calles sin terror. Brindemos, por un país donde ya no exista la ignorancia, la miseria y el hambre. Brindemos, por tener unos gobernantes que tengan sentimientos altruistas, un corazón de carne y no de piedra, para que trabajen por construir una nación, que sea el ejemplo para todos y en lugar de ocupar los primeros lugares, en los rankings de “lo peor del mundo”, demostremos a la aldea global que podemos ser creativos, innovadores, líderes y campeones. Brindemos, porque las cosas cambien radical y sustancialmente, pero no por arte de magia, sino porque como guatemaltecos todos trabajamos como un equipo, influimos y realmente nos importa lo que ocurre en nuestro país.
Ya pasó la fantasía de la Navidad, y ahora viene la vida real, que no es nada agradable para la gran mayoría de la población que vive en extrema pobreza. Brindemos, porque nuestra gente despierte de esta pesadilla y exija al gobierno de turno que cumpla con su trabajo con honestidad y eficiencia.
Este año nuevo es una oportunidad más, para transformar nuestro país, quizá este año viejo fue terrible para muchos, y nos ha dejado un mal sabor de boca a la mayoría, y aunque todos estamos pasando por tiempos muy difíciles, debemos realizar nuestro mejor esfuerzo por aprovechar todo lo bueno que la vida nos ofrece. Guatemala es un país muy rico, donde no debería existir tanta miseria. Brindemos, porque se abra el entendimiento del presidente de la República y sus funcionarios, para reflexionar internamente sobre experiencias pasadas, situaciones presentes y utilizarlas para cambiar el futuro. Que se despojen de su egoísmo y el orgullo de pensar que están haciendo las cosas bien, y empiecen a trabajar por Guatemala. Nunca es tarde para enmendar el mal camino, más vale tarde que nunca. Aún les quedan dos años, en los cuales podrían ejecutar grandes cambios y políticas de Estado que beneficien al país, y al final de este tiempo salir de sus puestos con la frente en alto, con la satisfacción de haber servido a su patria y a su gente.
Ojalá que la noche de año nuevo no nos quedemos nada más con un brindis bohemio y sentimental, sino que el año venidero transformemos nuestra vida y nuestro entorno, en el lugar que deseamos vivir, la decisión al final es solo suya. ¡Feliz año 2014!
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