La Navidad en nuestro ambiente

Es la época del año en la que se despiertan, aunque sea por pocos días, los sentimientos positivos capaces de generar acciones humanas fraternales, sobre todo entre quienes encajan en la definición de gente de buena voluntad. Esa fraternidad puede manifestarse de muchas maneras, pero quienes siguen el mensaje cristiano lo aplican en el sentido de ayudar a que los más desposeídos puedan resolver algunas de sus cuitas y necesidades más profundas.

La realidad de la vida cotidiana de la mayoría de guatemaltecos obliga a que quienes piensan o afirman pensar con base en el mensaje de Jesucristo deban meditar acerca de las actitudes contrarias representadas en la bondad hacia el prójimo y el egoísmo. Desde el inicio del cristianismo, el fundamento de esa religión ha sido esa, pero en la actualidad adquiere características que se relacionan con tesis fundamentales tan disímiles como la que aplica ideas políticas referidas a la defensa total del individualismo, en contraposición a la que considera que una de las principales raíces de la acción moral es la solidaridad con los demás hombres y mujeres, en especial los niños y las personas ancianas.

La Navidad es, por tanto, la esencia de otros valores cristianos: la humildad, la sencillez, la modestia y la pobreza, entendida esta última como la ausencia del boato y de los bienes materiales innecesarios y extravagantes. Podría pensarse que en el mundo fundamentalmente materialista de hoy, tales conceptos son imposibles de hacer realidad. Sin embargo, no es así. Es posible llevarlos a cabo porque no se trata de una renuncia total a las posesiones, que son útiles y necesarias para el mejoramiento de la vida humana, sino solo a lo que no es indispensable.

La realidad de la vida en Guatemala es el marco en el que debe manifestarse el espíritu de la Navidad. Hacia adentro de cada uno, por medio de pensar en las formas de mejorar como persona, en los papeles de padre, hijo, cónyuge, etcétera. Y hacia afuera, en la manera en que se puede mejorar como miembro de una familia, de una sociedad o de un país. El hecho de que estos valores por desgracia se encuentren en este momento en retirada no significa que sea imposible alcanzar un renacimiento.

Estos pensamientos son útiles para pensar en el aspecto filosófico y ético de la Navidad, además de lo puramente religioso, en un país como Guatemala, donde vale la pena apostar por sentir el beneficio de dar, de abrir los brazos. Prensa Libre, por este medio, envía a todos sus lectores, anunciantes y favorecedores un cordial saludo y el deseo de que esta Nochebuena haya un tamal chapín en la mesa de todos.

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