La Procuraduría General de la Nación (PGN) solicitó que se indemnizara a las dos niñas con Q33 mil, para un tratamiento psicológico, pero la defensa argumentó que esa cifra era elevada, por lo que el juez determinó que Argueta debe pagar Q14 mil.
El juez también ordenó que las dos víctimas no deben visitar la cárcel asignada para que el acusado cumpla la condena.
Según las pesquisas, durante tres años el hombre abusó de sus dos hijas en la aldea Tunayac, Momostenango.
Debido al abuso, la adolescente de 15 años resultó embarazada.
El juez de sentencia Miguel Ángel Noriega explicó que las dos víctimas declararon que su padre las llevaba a una montaña a recolectar leña, lugar que aprovechaba para abusar de ellas, y las amenazaba de muerte para que no lo delataran.
Testimonios vitales
Los testimonios de las dos menores fueron importantes para que Argueta fuera condenado a 13 años de prisión por el abuso contra la menor de las víctimas, y 14 años y ocho meses de cárcel por la de 15.
Cecilia Méndez, abogada de la PGN, dijo que este es un caso de alto impacto, ya que las dos adolescentes fueron víctimas del propio padre.
Añadió que la PGN figuró como querellante adhesivo en el proceso porque es una institución que vela por el bienestar de la niñez, para que el caso no quedara impune.
“Los daños psicológicos por una violación son graves, ya que afectan el desarrollo físico y emocional de la víctima”, dijo Méndez.
Añadió que darán acompañamiento a las hijas de Argueta, para que las secuelas del abuso no sean mayores.