Es un campo amplio que va desde el sistema central que involucra el cerebro y la médula espinal, hasta el sistema periférico que ve las fibras nerviosas que se ramifican de la médula y se extiende por todo el cuerpo, explica Lucrecia Cuellar, psiquiatra y catedrática de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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¿Imaginan todas estas conexiones? Los neurocientíficos tienen un campo casi sin límites para estudiar y, según el área que les interese, podría relacionarla con la lingüística, la ingeniería, la informática, la química, la filosofía, la psicología, la medicina o las matemáticas.
Actualmente se aplica la neurociencia para explorar los comportamientos, analiza la forma en que cambia y evoluciona el cerebro. También cómo funcionan los genes, cómo lo hace la cultura a nivel cerebral y cómo tratar los procesos neurológicos, por mencionar algunas de las acciones que permite esta ciencia.
A nivel psicológico y de comportamientos, se han tenido avances en investigaciones en Guatemala, indica Cuellar, aunque reconoce que todavía hace falta un sinnúmero de proyectos para aprovechar cada uno de los aspectos que permite la neurociencia.
Incluso se aprovecha en deportes. Un artículo en el medio español Marca, recientemente hablaba de un nuevo tratamiento del subcampeón de Europa de los 20 kilómetros en marcha, Diego García. Él se está sometiendo a sesiones de de readaptación neuromuscular, una técnica de entrenamiento en camilla que busca mejorar el movimiento y en el que se trabaja directamente con el sistema nervioso.
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César del Río, técnico superior de Actividades Físicas y diplomado en la escuela estadounidense Muscle Activation Tecnique, es el estudioso que por medio de la neurociencia ha logrado crear este sistema en los que es posible alterar los apoyos de una persona y cambiar su pisada sin necesidad de plantillas.
¿En qué consiste la investigación para Guatemala?
Una de las áreas más novedosas y exploradas de la neurociencia es la educación. Este martes 5 de marzo, en un hotel de la capital se anunció a Guatemala como parte del lanzamiento del Estudio Progrentis & BrainCo, dos empresas que se unieron para poner en marcha una investigación en estudiantes de cinco países y 75 centros educativos.
Los investigadores principales llegaron a Guatemala para que este día se converse con más de 200 colegios al respecto de nuevos procesos educativos de la mano de la tecnología y también explicaron en qué consistirá la investigación mundial que busca reconocer cómo se concentran los estudiantes y qué se dificulta más.
Mientras se realizaba esta actividad, el grupo de estudiantes empezaba a efectuar las evaluaciones. Durante 30 minutos, los niños y jóvenes seleccionados se sentaban en una mesa, les colocaban en la cabeza una banda llama FocusEdu, que codifica las señales emitidas por las ondas cerebrales electromagnéticas alfa, beta y theta, utilizadas en la NASA. El proyecto será de varios días y de visitas a los colegios participantes para concluirlo.
La banda tiene una luz. Si está roja indica que la persona está en su máxima concentración, mientras que si es azul emite una señal de relajación y pérdida de atención. La banda no es invasiva y tampoco lee los pensamientos, únicamente monitorea las reacciones cerebrales.
Más de los investigadores
Es impresionante comprender que el cerebro ha evolucionado y con ello su manera de aprender y crear.
“Hace 5 mil años pesaba cerca de 500 gramos y ciertas culturas lograron la creación de imperios como los mayas e incas y ahora pesa más de 1.4 kilos (3 libras aproximadamente) hemos llegado a la luna… imaginen lo que hará después”, dice Emilio Torres, director pedagógico de Progrentis para España y América y una de las empresas que está realizando esta investigación.
Progrentis trabaja a nivel de tecnología educativa y ha estado casi siete años en Guatemala en los que se han involucrado casi 100 instituciones educativas en su plataforma digital, que trata de mejorar diversas maneras de aprender, en especial en lectura.
Está presente en otros países también con propuestas de cambios educativos. Su trabajo llamó la atención de BrainCo, una empresa que nació en el Laboratorio de Innovación de Harvard y desarrolla productos de tecnología de interfaz cerebro-máquina (BMI).
“Más de un centenar de empresas querían colaborar con nosotros y la tecnología que desarrollamos, pero Progrenitis iba más allá y pensaba a nivel de futuro, así que la seleccionamos para ser parte de un estudio mundial en el que exploraríamos las señales emitidas por las ondas cerebrales electromagnéticas relacionadas con los estados mentales de concentración y relajación de estudiantes”, dice Max Newlon, científico investigador y presidente de BrainCo en Estados Unidos.
Al hablar del estudio que se realiza actualmente, se involucraron diferentes países y el requisito primordial es que tuvieran la experiencia en la dinámica de Progrentis, en el que los alumnos una vez por semana reciben una clase para trabajar en su plataforma y tienen ejercicios para desarrollar en casa.
Progrentis & BrainCo están lideradas por científicos de la Universidad Harvard, Stanford, Complutense de Madrid y MIT.
¿Quiénes participan?
Las instituciones se sometieron a pruebas y así se seleccionaron qué centros educativos participarían en él, ubicados en México, España, Costa Rica, Colombia y Guatemala. Un total de 5 mil estudiantes.
En Guatemala están seleccionados más de mil alumnos de primaria y secundaria, a quienes se les medirá en tiempo real la capacidad de atención y el uso de la información.
Están convocados del interior y de la capital guatemalteca. En el listado aparecen el Liceo Bressani, el Instituto Tecnológico de Sur Occidente (ITSO), colegios Ciencias Comerciales, El Progreso, Austriaco, Viena, Montano, Capoulliez, Sagrado Corazón de Jesús, La Preparatoria. Liceo Secretarial Bilingüe, Beehive, Colonial Bilingüe y Liceo Guatemala.
“Participar en este estudio es atreverse a cruzar una frontera porque los datos están contribuyendo a nuevos hallazgos que nadie ha hecho antes y esto los convierte en pioneros en el mundo de la educación y de cómo se incluye la neurociencia a la vida de nuestros estudiantes”, agrega Newlon. También reflexiona sobre que hasta ahora la educación ha ido un poco en intuición sobre la mejor manera de enseñar, pero esta tecnología permitirá conocer datos y saber en realidad qué pasa en el cerebro.
Torres agrega que el proyecto surge por la urgencia del cambio en el sistema educativo mundial. “Nos damos cuenta de que las herramientas que se están dotando actualmente son escasas porque no se está estructurando el conocimiento para resolución de problemas y pensamiento, el sistema que se limita a que los niños y niñas sigan instrucciones no explora a los genios que tienen en sus aulas”, añade. Así que este proyecto permitirá conocer la mejor forma de aprendizaje de los niños y jóvenes.
Además es un buscador del ingrediente de la motivación. Al conocer qué les hace estar más atentos, los maestros deben aplicar técnicas y soluciones que mantengan la concentración de los estudiantes.
¿Todos podemos ser genios?
Torres expresa que sí, que el primer punto es creerlo y que la escuela mire todos los tipos de inteligencia y este estudio se enfoca también en ello. “No debería existir un sistema educativo para los niños, sino un sistema educativo para cada uno de ellos”, dice. También aclara que alcanzar esos niveles no depende todo de la escuela porque también influyen las políticas, la familia e incluso las creencias.
Al preguntarle al científico Newlon hasta dónde considera que llegará la neurociencia. Explica que es divertido pensar en el futuro. “No hay nada escrito y así como se lograr estos primeros pasos de cambios en educación, se podrá llegar a niveles en el que el cerebro sea quien controle órdenes como apagar o encender la luz, o quizá, una comunicación a distancia que solo se encuentre en el pensamiento y serán cuestiones que podrían ver las generaciones no tan lejanas”, enfatiza.