Dorcy López, su abuela ma terna fue quien lo crió, porque su mamá, Rita, debía ir a la Universidad en Quito a 318 ki lómetros del hogar de los Be tancourt. Años después se fue a trabajar a Perugia, Italia, en donde radica.
Su padre, Ermen Jesús la Pantera Benítez, considerado el máximo goleador ecuatoria no con 191 anotaciones, nunca se ocupó de él y solo le dio un par de zapatos.
Pero Christian tenía una misión en la vida y aunque vivió lleno de carencias, eso no im pidió que su afición por el balón lo llevara lejos y es que su físico era envidiable, era rá pido, un goleador letal. Fuera de serie.
En 1991, Christian conoció al técnico Orlando Narváez, ex compañero de la Pantera, en el equipo El Nacional, quien lo apodó como el segundo nombre de su padre: Chucho y así comenzó a formarse en los campos.
Debutó a los 16 años con el Club Deportivo El Nacional, en el 2002, y se le consideró una promesa del balompié ecuatoriano, y no era para menos.
Su formación sería como su vida: muy rápida, a los 17 años, se casó con Liseth Chalá, hija de Cléber, exseleccionado ecuatoriano, con quien tuvo cuatro hijos.
Cambio radical
En el 2006 su vida cambió radicalmente. Jugó la Copa Libertadores y terminó como el máximo goleador del futbol ecuatoriano, así que el Santos Laguna, de México, no dudó y lo fichó un años después, y aunque luego tuvo un breve paso por el Birmingham de la Liga Premier, retornó al futbol mexicano.
Las carencias que vivió de niño no se repitieron. “Ahora me doy los gustos que antes no pude”, dijo en una entrevista a un medio mexicano, y era así, pues conducía un automóvil híbrido del año, al que llegaba a cada entreno y se dio el lujo de apostar en la final del 2010 un Mercedes Benz de US$80 mil a su compatriota Wálter Ayoví, quien jugaba con el Monterrey. Ayoví ganó.
Su vida parecía una carrera de Fórmula Uno, nadie lo de tenía y en el Torneo Apertura 2010 fue el goleador con 14 tantos, pero un año más tarde le afectaron las lesiones, aun que ellas no impidieron que llegara al América en el 2011, que pagó US$10 millones.
El 28 de julio pasado sería su último partido. Chucho jugó de cambio ya con el Jaish SC de la Liga de Qatar, su último club, en la semifinal de la Copa del Jeque Jassem. Fue la última vez que se vio al letal delantero, a quien un paro cardiorrespiratorio —por una peritonitis— le arrebató la vida y al futbol uno de los mejores goleadores.