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CIUDAD DE GUATEMALA – Trescientas pinturas, 17 retablos de estilo barroco y más de cien imágenes, algunas de las mejores de Iberoamérica —entre las que destaca Jesús Nazareno— es el invaluable acervo cultural que alberga esta iglesia, y que data de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. Estos objetos fueron traídos de Antigua Guatemala después de que la ciudad se trasladara al Valle de la Ermita, en 1776.
La construcción, según planos de José de Sierra y Esteban Vásquez, entremezcla un sobrio estilo neoclásico en su exterior, y barroco en su decoración interior, y duró 35 años, a partir de 1778.
“En 1775, los fieles donaban a los mercedarios —de la Orden de La Merced— materiales o mano de obra para su edificación”, refiere el arquitecto Guillermo Aguirre, colaborador de La Merced.
El templo está bien proporcionado y presenta trucos visuales que lo hacen ver más alto y esbelto y puede ser admirado desde varios puntos, agrega Aguirre. El convento quedó inconcluso debido a la exclaustración de los religiosos en el siglo XIX y se planeaba que ocupara una área considerable. La Orden de la Compañía de Jesús es tutora de la iglesia desde 1853.
Celebración
El párroco Orlando Aguilar invita a los fieles a la develación de una plaqueta conmemorativa del bicentenario de la edificación, el domingo 27, después de misa de las 12 horas.