Lorena Escobar, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), comentó que este es un fenómeno que ahora es más visible, por la implementación de la Ley contra el Femicidio.
“Las mujeres son agredidas con arma blanca o son estranguladas, y lo que se quiere con ello es tener contacto con la víctima y evidenciar su vulnerabilidad. Y se envía un mensaje de desprecio a la vida de la mujer por parte del asesino”, expresó Escobar.
La experta añadió que la violencia contra las mujeres tiene una connotación adicional por el hecho de que son las que engendran y dan vida.
Viene desde el 2000
Giovana Lemus, del Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM), afirmó que los actos de violencia contra la mujer se han incrementado a partir del 2000.
Esta agrupación cuantifica que en más de una década se han producido más de siete mil 200 muertes violentas de féminas.
De esta cantidad, el 90 por ciento ha sido a balazos. Les siguen los crímenes cometidos con arma blanca, y en tercer lugar están las muertes por asfixia.
“Las mujeres han sido asesinadas de manera cruel y con señales de tortura y saña en sus cuerpos. Esto demuestra una perversidad y rechazo a la mujer, lo cual refleja dimensiones alarmantes. Se debe romper con la naturalización de la violencia contra la mujer”, demandó Lemus.
Thelma Aldana, magistrada de la Corte Suprema de Justicia, impulsora de la implementación de los tribunales contra el Femicidio, se mostró indignada por la situación.
“La misoginia se pone cada vez más de manifiesto a través de este tipo de violencia contra la mujer”, dijo la magistrada.
Burla a la justicia
Alba Trejo, comisionada contra el Femicidio, afirmó que los victimarios envían un mensaje de burla al sistema de justicia y de terror.
Trejo instó al sector de justicia a que se aplique la ley. Refirió que algunos casos pasan hasta tres años sin ser resueltos o se desestiman y se archivan, con lo que se envía un mensaje de impunidad.