Por el momento se ignoran los motivos por los cuales el propietario de ese establecimiento conservaba esos órganos, dijo una portavoz de dicho centro.
Según la prensa local, este individuo probablemente guardaba los penes para incorporarlos en bebidas que supuestamente aumentan la libido masculina.
La carne era vendida para ser consumida.
El propietario podría ser condenado a una pena de prisión de un año y una multa de un millón de dólares taiwaneses (26 mil euros).
Actualmente está prohibido consumir carne de perro en Taiwán, una práctica habitual en el pasado.