Es la tercera ocasión en que los capitalinos participaron en “la misión secreta” que tenía como único objetivo “divertir a la gente”, explicó el movimiento en su página web.
Los asistentes sólo tenían que llevar ropa interior cómoda y divertida, y seguir las instrucciones de los organizadores que consistían en hacer lo necesario para que los no participantes no se percataran de que se trataba de una pasarela de calzoncillos perfectamente organizada.
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“Se trata de una misión secreta y el éxito depende de que la gente no se dé cuenta que estamos organizados. Durante el recorrido actúa con total naturalidad; si alguien te pregunta por qué no llevas pantalones o qué está sucediendo, responde como si nada raro pasara: Estaba incómodo o Me apretaban los pantalones, responde”, sugirió el movimiento.
Los participantes concluyeron el acto con una reunión en el céntrico Monumento de la Revolución, a donde acudieron ya vestidos.