HOMO ECONOMICUSCachorro que ladra…

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

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La retórica de Hugo Chávez subió de tono luego de la culminación de la Cumbre de las Américas. Declaró ?muerto? el Alca, insultó y se peleó con el presidente Fox y llama genocida al presidente Bush; todo esto en el marco de su condena al comercio con EE.UU. Sin embargo, la realidad nos permite concluir que ?cachorro del socialismo que ladra, no se convierte?.

Chávez, desde el micrófono, aborrece el ?imperialismo norteamericano? expresado en lo que él llama ?comercio explotador?. De ahí que su más reciente iniciativa promueva que Latinoamérica comercie sólo entre ella dejando de lado a EE.UU.

Pero, más allá de la demagogia, la Venezuela de Chávez comercia con EE.UU. más que con cualquier otro país del planeta y más que en cualquier otro momento de su historia.

Está claro que la lengua chavista abraza al ?socialismo del siglo 21? pero su bolsillo abraza al capitalismo estadounidense.

Es el mismo caso de su mentor, Fidel Castro. Durante casi cinco décadas ha condenado el ?inmoral bloqueo norteamericano?. ¿Quién lo entiende? En buena doctrina marxista, el embargo comercial debería haber sido interpretado como una bendición.

Sin comercio y sin inversión de los EE.UU., Cuba estaría aislada de la explotación a la que, claman, se someten las naciones que tienen comercio con esa ?nación imperialista?.

Como decían las abuelitas: ?El niño chillón, y la muchacha que lo pellizca?. El mentado ?bloqueo? sólo ha servido para alimentar la retórica castrista echándole la culpa a los EE.UU. de todos los males cubanos.

Mientras tanto, al perder el billonario subsidio soviético, Castro inteligentemente abrió sus brazos a la inversión y el comercio con Latinoamérica, Europa y Canadá. Así logró sostener su decrépito sistema económico y político.

Así que Castro se queja de la falta de comercio con EE.UU. y Chávez se queja del comercio con esa nación. En medio de este contradictorio show, ambos nos invitan a aislarnos del comercio con EE.UU. y Canadá (¿?).

Demagogos como Chávez y Castro ?predican, pero no se convierten?. Saben que el libre comercio es bueno para sus naciones pero encuentran que el discurso antinorteamericano es más efectivo para soliviantar los ánimos de las masas y lucrar políticamente.

Lamentablemente así es. Es fácil engañar a la gente haciéndole creer que el único que se beneficia con el comercio es el que vende. Y ¡Dios nos guarde si el que vende es un estadounidense! Los europeos o latinoamericanos no son problema.

El comercio no se da entre países, sino entre personas. Cuando las personas libremente intercambian ambas se benefician.

Esa es la maravilla del libre comercio. Hasta Chávez y Fidel lo practican por más que prediquen en su contra. Lo importante es que nosotros lo practiquemos también.

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