catalejo

Urge unidad nacional cuando hay amenazas

Las amenazas para todos esconden oportunidades. Es momento de olvidar rencillas y unificarse ante el peligro.

La nueva política de Trump con los emigrantes tiene como efecto inesperado en Guatemala la necesidad de unificar los esfuerzos gobierno-sector privado para enfrentar una clara realidad. Comienza con cuantificar hasta donde sea posible el número de ciudadanos guatemaltecos en riesgo de expulsión.  Ya no importa si carecen o tienen documentos. Podrán ser capturados en calles, plazas o en las prometidas y seguras redadas en fábricas, fincas, escuelas, iglesias y demás. Esto creará aquí una nueva crisis nacional porque el efecto del éxodo de retornados se manifestará en la economía de todos los sectores sociales, sin distinción de nivel. Ya es hora de eliminar las diferencias internas por motivos ideológicos, políticos, étnicos, religiosos, o cualquiera de sus mezclas. 

Las amenazas para todos esconden oportunidades. Es momento de olvidar rencillas y unificarse ante el peligro.

Los terremotos ocurren en Guatemala sí o sí. Nada se puede hacer contra ellos, pero cuando ocurren —como en 1976— despiertan la unidad ciudadana. Esa vez fue total, espontánea, generosa: había 25 mil muertos y la muerte es “democrática” al no hacer excepciones. Causó la suspensión de la guerra civil con una tregua obligada. Hoy el gobierno tiene a disposición cantidades enormes en el presupuesto y hay espacio, si se destruye la corrupción, para planificar y realizar la ayuda humanitaria para quienes debieron salir, y ahora regresarán con sus familias, incluso los niños nacidos afuera y por ahora apátridas, por el anunciado cambio, ilegal, de la ciudadanía por nacimiento.

Por todo esto, urge crear empresas privadas necesitadas de numerosa mano de obra y realizar la difícil tarea de incorporar a Guatemala a los hijos de guatemaltecos desconocedores del español. Guatemala debe tratar de convencerlos de no irse y de tampoco intentarlo de nuevo. El sector privado, organizado o no, tiene además la enorme fuerza del trabajo voluntario, y la ventaja de no haber riesgo de mal uso de los fondos, y tiene también la ventaja de sus conexiones personales o empresariales con personas con el mismo criterio. Es una manera simple pero efectiva de eliminar las limitaciones económicas, la razón principal del éxodo de  unos tres millones y medio de guatemaltecos a lo largo de muchos años, sobre todo en las últimas tres décadas.

Trump tiene algunas ideas útiles para los guatemaltecos. Por ejemplo, eliminar el flúor del agua a causa de sus daños a la salud, y de poner en orden a las grandes empresas farmacéuticas, cuyos productos son pagados en Guatemala debido a contratos oscuros manchados de corrupción a precios muy superiores a los de México y El Salvador. Si el gobierno actual se decide iniciar una acción similar, debería contar sin duda con el necesario apoyo, cada quien en lo suyo,  tanto de los trumpistas locales como los adversarios. El tema debe salir de las discusiones por política e ideología. Los guatemaltecos no podemos cambiar las controversiales y hasta inhumanitarias decisiones de Trump, pero sí aplicar sus acciones razonables y beneficiosos para la mayoría.

Ante una amenaza común para Centroamérica y México, es lógico y elemental buscar una unidad de defensa. Guatemala tiene mucho qué decir y qué escuchar. Es urgente la información constante y por todos los medios posible acerca de la nueva política estadounidense, para evitar la inútil separación de familias, es decir, el peor de los costos humanos de la grave situación económica. Unidad para defenderse de una amenaza común es la meta, y debe entenderse y actuar. No hay tiempo de afianzar divisiones, ni perder el tiempo en lamentaciones o alegrías por lo ocurrido. Quienes se mantengan necios y empantanados en un mundo terminado hace cinco días deben quedarse solos. Cinco Davides con sus hondas pueden enfrentar a Goliat ante esta tragedia humana y social anunciada. Al final, quienes quieran podrán seguir alegando.

ESCRITO POR:
Mario Antonio Sandoval
Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.