Redefinición de la democracia
¿Son Trump, Milei y Meloni antidemocráticos?
La crítica reiterada a Donald Trump es que es antidemocrático. Cómo sobrevivirá la democracia cuatro años más de Trump, se preguntan entidades como Harvard, Davos y The New York Times. Antes de abandonar el poder, Joe Biden dijo estar preocupado por la fragilidad de la democracia estadounidense, la cual, se infiere, estaba a salvo en sus manos. Poco importa que Trump cosechó una victoria aplastante en una competencia libre.
¿Qué barandillas requiere la democracia?
Es parecido el discurso respecto de Javier Milei en Argentina y de la primera ministra Giorgia Meloni, de Italia. Autoritario y neofascista son palabras que suelen acompañar reportajes sobre dichos mandatarios, a pesar de que ambos accedieron al poder por la vía electoral, y que su aprobación popular supera 41% (Meloni) y 47% (Milei).
La narrativa sobre la democracia en Guatemala es que esta fue rescatada por el Movimiento Semilla de las garras del “pacto de corruptos” y de los “golpistas”. La fiscal general Consuelo Porras y otros críticos de la administración Arévalo-Herrera pretenden “socavar la democracia”.
Vemos redefinido el concepto de democracia. Les recomiendo hacer una búsqueda en Google con las palabras democracia y guardrails (barandillas) para comprobar la gran cantidad de proyectos que difunden la nueva interpretación. El descarrilamiento de la democracia es evitado por unos guardianes autodesignados, quienes levantan barandillas y filtran la información que llega al público. Son antidemocráticos los candidatos políticos que se escapan del control de dichos guardianes, mientras que sus electores son víctimas de la demagogia. La verdadera democracia es una especie de consenso institucional más que la voluntad de las mayorías, afirma Michael Benz, de la Fundación para la Libertad en Línea.
Esa es precisamente la tesis del libro Cómo mueren las democracias (2018), de Daniel Ziblatt y Steven Levitsky. Los autores afirman que ciertas instituciones y un consenso entre competidores son las barandillas que sostienen a la democracia. Esta es protegida por una clase política élite que se reparte el poder y negocia entre sí sin salirse del guacal.
La cooperación internacional destinada a fortalecer o crear las instituciones democráticas en Guatemala intenta forjar un consenso entre los líderes de ONG, los medios de comunicación, el ejército, las universidades y otros sectores sociales. Asigna relevancia a los diálogos intersectoriales. Pretende que confiemos en el Gobierno. Son barandillas esenciales para evitar la captura del Estado ciertas instituciones gubernamentales, como aquellas que luchan contra la corrupción, o en pro de los derechos humanos. La agencia USAID, por ejemplo, explica en su página web que la resiliencia democrática e institucional requiere combatir “la maligna influencia y desinformación autoritaria”, así como el “autoritarismo digital”.
Dentro de esta línea de pensamiento, las ideas que conjugan con las preferencias de los autoproclamados guardianes son más democráticas que otras ideas. Los derechos de los palestinos y de las personas transgénero, la batalla contra el calentamiento global y la justicia social son ejemplos de posicionamientos democráticos. Quienes abogan por los mercados libres, por la desregulación de la administración pública o por la familia tradicional, en contraste, suelen ser acusados de albergar oscuras tendencias dictatoriales.
Esta redefinición de la democracia confunde a los amantes de la libertad, porque nosotros despreciamos al tirano autoritario, y valoramos el marco institucional, el diálogo, la república (democrática) y la transparencia. Necesitamos afilar la mente y la pluma para formular una respuesta persuasiva y perspicaz.