El congresista por Illinois, Luis Gutiérrez, encendió la llama de la esperanza en diciembre del 2009, cuando presentó en el Congreso estadounidense “la tan ansiada” ley de reforma migratoria, refirió Ben Monterroso, secretario ejecutivo de la Unión de Empleados de Servicios Internacionales.
Durante los primeros meses del 2010, las organizaciones esperaron con impaciencia la contraparte que impulsaría desde el Senado el demócrata por Nueva York, Charles Schumer; y el republicano Lynsey Graham, por Carolina del Norte.
“Me recuerdo que en los primeros meses del año estábamos ilusionados con el tema de la reforma migratoria, según nuestros cálculos estaba para mayo, porque si no pasaba en esa fecha, las probabilidades eran pocas”, dijo Monterroso.
En marzo, Schumer y Graham presentaron un borrador de la iniciativa, lo cual revivió la fe de la comunidad guatemalteca. Sin embargo, en mayo, el senador republicano retiró su apoyo, lo cual obligó a Schumer a buscarlo en otros dos demócratas, Harry Reid, de Nevada, y Bob Menéndez, de Nueva Jersey.
No obstante, el proyecto hasta hoy se encuentra engavetado en el Senado.
La falta de la normativa, según Monterroso, provocó que durante el año arreciara la ofensiva antimigrante promovida por grupos de la derecha radical estadounidense.
“Aprobaron la ley en Arizona, que replicaron otras ciudades; se le puso traba a los migrantes para que poder alquilar un apartamento; el en caso de Nebraska, tramitar una licencia o acceder a un trabajo remunerado justamente”, expuso.
Cada día, resultan más insostenibles las condiciones en que viven los connacionales, añadió Monterroso.
Dream Act y TPS
Las asociaciones también consideraron que el 2010 podría concluir sin que se otorgue a los guatemaltecos el Estatus de Protección Temporal (TPS), solicitado por el gobierno guatemalteco al presiente Barack Obama, en junio último, ni el voto para conocer el Acta de los Sueños (Dream Act, en inglés), que permitirá a niños y jóvenes indocumentados continuar con sus estudios en escuelas y universidades.
Monterroso aseveró que la comunidad migrante debe continuar presionando para que se aprueben ambas iniciativas, aun cuando pase el 2010.
El sábado último, el Senado discutió el Acta de los Sueños.
Carlos Gómez, del Movimiento de Inmigrantes de Guatemaltecos en EE. UU. (Migua), recordó que la semana pasada la bancada republicana firmó una carta donde informaba a los demócratas la decisión de únicamente apoyar iniciativas consideradas como prioritarias.
“La aprobación del Dream Act se está desarrollando en un contexto de mucha adversidad. Los demócratas han concedido importantes cuotas de poder en detrimento de los migrantes, y hasta hoy no han expresado una actitud de constancia en cuanto a sus posiciones, a diferencia de los republicanos, que mantiene disciplina partidaria”, indicó.
“Si esta batalla se gana, será un triunfo miserable en su contenido, pero muy valioso desde el punto de vista político-moral. Si se pierde, entonces habrá que hacer un análisis muy rigoroso de por qué llegamos a tal cosa”, agregó Gómez.
Monterroso consideró que en el 2011 debe redoblarse la cooperación entre grupos de latinos para proteger a los indocumentados. “Debemos prepararnos para la campaña presidencial y las decisiones de las nuevas autoridades que atacarán a los migrantes”, sostuvo.
“Habrá más leyes como la de Arizona; Texas es la que sigue, y en todos los estados habrá recortes presupuestarios a programas sociales que benefician a indocumentados”, añadió Monterroso.
Un año perdido
Marlon González, asesor de la Coalición Nacional de Migrantes en EE. UU. (Conguate), con sede en Miami, Florida, comparte algunas de las opiniones de Monterroso.
“Para este año ya no hay reforma migratoria. En el 2011 va a comenzar la verdadera lucha comunitaria para lograr la aprobación de la ley. Debemos convencer a la nueva mayoría republicana del Congreso de que la iniciativa trata sobre el bien común para EE. UU.”, afirmó el activista.
González expresó optimismo en que, con el impulso de la reforma migratoria, quedará sin efecto el cerco antimigrante.
El consenso con los republicanos resulta vital para que ocurra lo que sucedió con la ley de Salud, que fue aprobada únicamente con el voto demócrata, agregó. “Hasta ahora, los beneficios migratorios los han dado los republicanos, y no los demócratas”, recordó.
Época difícil
Según el presidente del Migua, con sede en Chicago, el 2010 fue un año difícil y no llenó las expectativas de los migrantes. “Cuando comenzamos el año nos hicimos muchas ilusiones por las promesas de Obama, que incumplió. Conforme pasaron los meses, vimos el engaño y la burla a la comunidad migrante”, manifestó.
En el caso de los guatemaltecos, la frustración fue doble, añadió. “A causa de la tormenta Ágatha y la explosión del Volcán de Pacaya, todos trabajamos fuertemente para que se otorgara un TPS, y no se dio. Estamos descontentos y tristes porque ha sido un año duro”, lamentó Gómez.
El caso de Arizona abrió el espacio de odio y racismo contra los migrantes en EE. UU., y el triunfo republicano en las elecciones del 2 de noviembre amenazan con legalizar actitudes xenófobas, afirmó.
Contrario a lo que opina González, para Gómez un Congreso con mayoría republicana representanta un grave riesgo para los connacionales. “Son personas antimigrantes, que en sus campañas han dicho que los extranjeros deben regresar a sus países”.
El dirigente descartó que en el 2011, el gobierno estadounidense impulse una reforma migratoria, ni siquiera para el 2012. “Pasó el tiempo, y no es probable que se busque aprobar una ley de este tipo, con tantas presiones políticas”, advirtió.
De acuerdo con Gómez, el TPS “es un tema muerto”. “Pasó la crisis y el momento en que se debía otorgar. También vimos cómo Obama dejó de privilegiar leyes generosas de beneficio a los extranjeros”, agregó.
Haroldo Rodas, canciller guatemalteco, expresó que aún tiene confianza en que se otorgue el beneficio y aseguró que continuará con el apoyo a las organizaciones para que efectúen el cabildeo necesario y así cumplir con el objetivo.
Sostuvo que la discusión de una reforma migratoria en Estados Unidos podría ser viable el próximo año.
Controversia por Conamigua
El asesor de la Conguate mencionó que otros factores que influyeron en la frustración de la comunidad guatemalteca en EE. UU fue el divisionismo entre organizaciones de migrantes y la Comisión para la Reforma Migratoria que creó la Cancillería, así como la falta de eficiencia y operatividad del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua). “Hasta hoy no existen programas de apoyo a las comunidades donde viven los familiares de los migrantes. Ni siquiera se han podido elegir a los asesores rurales que tendrían que ser los enlaces con su contraparte en EE. UU. para crear programas que cubran las necesidades de los poblados y evitar así las migraciones”, señaló.
La semana última, el Conamigua presentó el Marco General y Descripción de Acciones del Estado en Materia Migratoria, en el que destaca las acciones del Estado a beneficio de este grupo poblacional, principalmente referentes a la coordinación entre instituciones y asistencia a migrantes.
Según González, el documento dista mucho de ser verdad. “Presentó iniciativas inexistentes como los beneficios a los deportados y el programa para la dignificación laboral. Hay mucha retórica del Gobierno que poco tiene que ver con lo ofrecido”, afirmó.
Gómez mencionó que desde Guatemala deben promoverse iniciativas para resolver las causas estructurales del fenómeno.