Gaby: talento, fama, sencillez y merecidos reconocimientos
Gaby Moreno ejemplifica la calidad artística popular chapina, afectada por esa costumbre de no valorizar suficientemente lo nuestro.
Gaby Moreno demuestra una vez más estar en la cúspide de su carrera profesional como cantautora, luego de una larga etapa iniciada con un sueño, hecho realidad gracias a su constancia, disciplina y tenacidad para lograr el reconocimiento a sus cualidades artísticas. Una particularidad especial consiste en el hecho de haberlo logrado todo sin marearse por el triunfo y sin salirse de una línea de comportamiento muy poco común en el mundo artístico popular estadounidense, con lo cual a la vez representa un triunfo de los tradicionales valores familiares guatemaltecos, heredados de una familia con la cual he tenido el honor de compartir desde tiempos de su abuelo, Armando Moreno M., su padre Armando Moreno C. y su madre Lucy Bonilla.
Gaby Moreno ejemplifica la calidad artística popular chapina, afectada por esa costumbre de no valorizar suficientemente lo nuestro.
Los premios ganados este año, un Grammy por el mejor álbum latino, siguen en 2025 con la invitación a presentar las canciones latinas para ese premio, y una gira por cuatro estados y siete ciudades estadounidenses. Cantará en la entrega de esos galardones. La revista People la incluyó entre las 25 mujeres más poderosas del año, y la BBC entre las cien mujeres inspiradoras e influyentes del mundo. Rotary International la nombró embajadora de buena voluntad, y Unicef hizo lo mismo hace cinco años. De esa manera pertenece a una lista de gente tan famosa internacionalmente como los artistas de cine Audrey Hepburn, Peter Ustinov, Nana Mouskouri, Roger Moore, Liam Neeson y la cantante Shakira, entre otros talentosos personajes internacionales.
Ella tiene su mejor haber en la sencillez, reflejada en su muy escaso maquillaje, lo cual permite verla como es, realmente, no como resultado de cremas, lápices labiales subidos de color, cejas falsamente pobladas. Eso demuestra lo mejor de una persona: la seguridad en sí misma. Intuyo un nuevo papel: su participación en la defensa de la variada y sólida cultura hispanoamericana a partir del inicio del gobierno próximo, porque así no solo beneficiará a la niñez de su país sino del continente, y así podrá utilizar —sin deseo de obtener nada a cambio— su papel como mujer influyente ya otorgado por los reconocimientos mencionados. Y puede hacerlo: fue invitada a cantar el himno chapín antes de un partido de beisbol el día de la Hispanidad.
La música, en especial, tiene una casi interminable cantidad de manifestaciones, cada una con su calidad, dificultad, emoción e integración con el espíritu del público. Por eso no se puede hablar únicamente de calidad analizada desde criterios musicales diferentes, sobre todo en la música popular, juvenil y novedosa, calidades situadas más allá del alcance de los críticos profesionales. La mejor música, como el mejor vino, llena mi gusto personal y es lo mismo con la comida: un filet mignon no es superior a un subanik. Son diferentes pero igual se necesita experiencia y esfuerzo para saber despertar el gusto de quien la recibe. Distintas culturas, distinta comida y distinta música. Pienso en ella como la niñita presente en los almuerzos navideños de su abuelo Armando y admito mi alegría por haber llegado a donde está y cómo lo ha logrado. Me parece un ejemplo a seguir para las jóvenes deseosas de ingresar a ese mundo del cine y la música. Al emigrar a Estados Unidos, comenzó a cantar en la iglesia, donde sobresalió. En Guatemala, doña Marta Bolaños de Prado descubrió en ella la voz de soprano coloratura, una de las más exigentes cualidades para el canto de la ópera. Recuerdo el apoyo incondicional y la confianza para Gaby de su madre, Lucy Bonilla, hija del erudito José María Bonilla Ruano, reformador de la letra de nuestro himno. Desciende, pues, de hogares con sólida cultura humanística. Sinceramente, ¡sigue tu camino!