Josefina Rodríguez, vendedora, dijo que es originaria de Totonicapán y que llevó apastes a Reu, pero la venta no ha sido la que esperaba.
En años anteriores, por estas fechas había más demanda, pero la tradicional forma del cocimiento del tamal se ha perdido, y con ello, las ventas. Los precios de los apastes oscilan entre los Q50, Q75 y Q250, según su tamaño, indicó Rodríguez.
José Alfredo García, vecino del lugar, expresó que su familia prefiere cocinar los tamales en apastes de barro y no en ollas de aluminio, porque cambia el sabor.
Catarina Tabalán, pobladora, señaló que la olla de barro da un sabor muy particular a los tamales, ya que se cocinan a fuego lento.
“Esperamos que para este sábado —hoy— mejoren las ventas, pues las personas acostumbran hacer sus compras a última hora”, expresó García.