En estos casos puede ser que no exista mala intención, pero hay que procurar conocer las credenciales del internauta y verificar si el contenido ha sido referenciado por otros sitios de internet de mayor credibilidad. Si la página web es anónima, podría ser un fraude.
Otra clase de información falsa es la conocida como márquetin viral difamatorio, en el que las compañías crean un contenido que parece veraz y su única intención es desprestigiar a su competencia. Por eso es importante buscar la versión de la empresa afectada y conocer cuál es la posición de las autoridades regulatorias.
Las páginas web serias contienen una sección llamada “acerca de”, donde brindan información detallada de los autores del contenido y de las políticas del sitio.
Si uno de estos tiene mucha publicidad, es evidente que su objetivo es atraer a usuarios a toda costa. Si este es el caso, podría ser que su fin principal sea generar tráfico y no informar al internauta.