SALUD Y FAMILIA
Acciones para mejorar la convivencia familiar en tiempos navideños
La temporada final del año invita a la reunión de familias. En medio del encuentro, es importante reflexionar sobre los límites y la gratitud hacia los demás.
Es importante pensar en una tregua emocional para asegurar que el día de la reunión navideña sea seguro para todas las partes. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
La Navidad y las fiestas de fin de año suelen ser un momento especial para reconectar con los seres queridos, revivir tradiciones y fortalecer los lazos familiares. Este periodo evoca recuerdos, como decorar el árbol de Navidad o compartir una cena, y también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los vínculos que nos unen.
“Es una fecha que marca un cierre de ciclo, un momento para compartir logros, celebrar el amor que nos une y recordar a quienes han sido parte de nuestra historia”, señala la psicóloga Regina Villagrán.
Las reuniones familiares no solo refuerzan los vínculos, sino que también perpetúan tradiciones y recuerdos que se transmiten de generación en generación. “Nos ayuda a enraizarnos en nuestra familia y a sentir que seguimos formando parte de ella”, añade.
No obstante, Villagrán advierte que la Navidad no siempre es un período sencillo para todos. Para algunas personas, estas fechas pueden representar un desafío emocional, especialmente si han experimentado conflictos familiares o se han distanciado de sus seres queridos.
De hecho, este suele ser un momento ideal para buscar reconciliaciones, sanar heridas y reforzar las conexiones entre generaciones. Sin embargo, esto requiere empatía, respeto y tolerancia para que sea un proceso positivo, señala la experta.
Por otro lado, la terapeuta Silvia Cordón advierte que, aunque la Navidad encarna un espíritu de unión, también es una época en la que pueden aflorar tensiones emocionales no resueltas. “Las fiestas son una clara manifestación de los conflictos pendientes, ya que generan muchas expectativas. No siempre compartimos estos momentos con personas con las que tenemos una relación fácil”, explica.
Cordón sugiere que, más allá de las creencias religiosas o las tradiciones, este período puede ser una invitación a reflexionar sobre nuestras emociones y relaciones. De acuerdo con la terapeuta, es importante hacer una pausa antes del ajetreo de las fiestas para identificar temas o personas con quienes tenemos asuntos pendientes. Agrega que esto no significa evitar a toda la familia ni sacrificar la convivencia por un problema personal.
Según la terapeuta, se trata de encontrar un equilibrio. Las tensiones no deben ser motivo para romper la dinámica familiar, sino una oportunidad para abordar conflictos de forma constructiva: “Si logramos priorizar la comunicación y resolver nuestras diferencias, podemos transformar estas reuniones en un espacio de sanación y fortalecimiento de vínculos”.
Cordón subraya la importancia de ser directos y claros al comunicarnos, dejando de lado los mensajes ambiguos o entre líneas. Por ello, comenta, es esencial aprender a expresar lo que realmente queremos decir, ya que en toda familia pueden existir heridas emocionales o asuntos pendientes.
Aunque la Navidad fomenta el espíritu de unión, la terapeuta advierte que no siempre es posible resolver todas las diferencias. “Por muy dolorosas que sean ciertas heridas del pasado, no se trata simplemente de rechazar o excluir a una persona”, añade.
Tradiciones, convivencia y acuerdos familiares
La psicóloga Regina Villagrán sugiere considerar las celebraciones navideñas como un ambiente seguro, evitando conversaciones que puedan resultar sensibles o conflictivas. “La cena de Navidad no es el momento para sanar todo lo que ha sucedido anteriormente, mucho menos si hay invitados, niños pequeños o personas ajenas a la familia”, señala.
Villagrán también sugiere aprovechar la ocasión para hablar de temas constructivos, como las tradiciones familiares o los intereses de los niños, lo que puede ayudar a suavizar las tensiones generacionales o las diferencias de pensamiento. Se trata, en palabras de la especialista, de una tregua para garantizar que el día de la reunión sea armonioso para todos.
Nissely Herrera, también psicóloga, destaca la importancia del autoconocimiento como herramienta para afrontar los desafíos emocionales de estas fechas. Según Herrera, la clave está en reconocer el momento personal en el que cada uno se encuentra, sin dejarse llevar por las expectativas sociales de consumo o celebraciones excesivas.
“Si conecto conmigo, activo mi GPS emocional y hago las paces con el momento en el que estoy, puedo acompañarme con más gentileza”, explica la terapeuta. Aunque conocerse mejor no elimina los desafíos emocionales, permite afrontarlos de manera más compasiva y sostenida, agrega.
Herrera advierte sobre la importancia de identificar las señales que indican que estamos cargándonos con expectativas poco realistas. Para reconocerlas, dice, pueden explorarse sensaciones como la incomodidad, la sobrecarga o la percepción de estar renunciando demasiado a nosotros mismos.
Enfrentar las emociones durante las fiestas
Las celebraciones nos permiten conectar con el presente; sin embargo, esto no siempre es posible cuando estamos en un ambiente tenso o nos sentimos condicionados por la presencia de otras personas.
No obstante, estas emociones incómodas, que pueden ir desde la dificultad para conectar con la gratitud hasta problemas para fortalecer los vínculos cercanos, pueden ser una señal de algo más profundo. “Si siento que me cuesta estar presente y nutrir mis relaciones importantes, debo preguntarme de dónde viene esa incomodidad, no para eliminarla, sino para entenderla y decidir qué hacer con ella”, explica.
El autoconocimiento es clave para ser más tolerantes y comprensivos, tanto con nosotros mismos como con los demás. Nissely Herrera destaca que todos estamos tratando de hacer lo mejor que podemos con los recursos disponibles. La psicóloga añade que, al tener esto presente, podemos ser más gentiles con nosotros mismos y extendemos esa gentileza hacia los demás.
En reuniones familiares, el ruido emocional y la sobrestimulación pueden dificultar la conexión con los demás. Sin embargo, Herrera sugiere mantener las conversaciones simples y evitar la necesidad de agradar o convencer a todos.
La culpa y la ansiedad son emociones que también pueden aflorar durante las fiestas, especialmente cuando surgen expectativas familiares o sociales. Herrera sugiere identificar el origen de estas emociones mediante una autoevaluación con preguntas como: "¿De dónde viene esta culpa?"
Para manejar la ansiedad, Herrera recomienda los mismos pasos: conectar con uno mismo, simplificar las interacciones y dejar de buscar la aprobación constante. Esto puede aliviar la presión y permitir disfrutar del momento.
Por su parte, Regina Villagrán señala que enfocarse en lo que nos une como familia —ya sean tradiciones o momentos felices compartidos—, así como planificar nuevas actividades en compañía, puede ser una estrategia práctica para que las familias se reconecten durante las fiestas.
Además, Villagrán resalta la importancia de moderar el consumo de alcohol y otras sustancias, ya que pueden detonar conflictos.
Otra recomendación hecha por la experta es buscar desconectarse de las pantallas y priorizar la interacción cara a cara. Esto no solo fomenta la cercanía, sino que también ayuda a reforzar los lazos que con frecuencia se ven debilitados por la rutina diaria.
Ejercicios para conectar con uno mismo y cerrar el año con gratitud
Antes de participar en reuniones sociales, Herrera sugiere activar el GPS emocional, lo que implica preguntarse: “¿Dónde estoy y cuánto puedo dar de mí en esta situación?”. Esto ayuda a evaluar los recursos físicos, emocionales e intelectuales disponibles en ese momento y a tomar decisiones alineadas con nuestro bienestar.
“No siempre podemos con todo, y está bien reconocerlo”, dice Herrera. Esto incluye establecer límites claros, como definir cuánto tiempo podemos dedicar a una reunión, ejemplifica.
Además de estas recomendaciones, la experta sugiere algunos rituales para concluir el año con gratitud y permitir conectar con uno mismo antes de hacerlo con los demás.
- Frasco de gratitud: Tome un frasco y llénelo con pequeños papeles en los que escriba tres cosas que hayan ocurrido en el año y por las que se sienta agradecido. Este ejercicio activa áreas del cerebro relacionadas con la gratitud y fortalece conexiones neuronales positivas.
- Colección de fotos del año: Recopile imágenes de momentos que le hicieron sentirse feliz, amado, orgulloso o emocionado. Esta colección no necesita tener un número específico; lo importante es que evoque las emociones positivas que experimentó.
- Escriba una carta personal: Redacte una carta como si fuera para alguien que ama profundamente y a quien no ha visto en mucho tiempo, pero que, en este caso, es usted mismo. En ella, relate los momentos significativos del año y exprese agradecimiento hacia usted mismo.